Capítulo XXII ¿La verdad...?

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  Alysa

  Suspiré dejando caer mi cuerpo en el respaldar de los asientos traseros del auto recostando mi cabeza contra la ventana escuchando la estación de radio puesta hace unos segundos por mi madre, quien no dejaba de hablar con mi padre sobre lo que les dijo el doctor antes de salir del hospital.
 

  +Sentimos mucho que Alysa no haya recuperado la vista en esta segunda oportunidad, seguiremos con los chequeos para lograrlo en una tercera y última operación.

  +Gracias por su esfuerzo doctor, enserio es impresionante la fe que tiene con mi hija

  +Señora Brown, Alysa da todos los resultados positivos a una operación exitosa para recuperar la vista, no entiendo el por qué ha fallado últimamente

  +Nosotros tampoco lo entendemos, pero no queremos presionar a nuestra hija

  +Lo entiendo señor Brown, así que llevaremos un chequeo lento hasta que Alysa esté lista para una nueva operación

  +Muchas gracias doctor...

  Negué varias veces acariciando la cabeza de mi cachorro, quien recostó su cabeza sobre mi regazo al terminar de acomodarme. Mi pequeño hermanito estaba ansioso por verme, apenas me vio salir del hospital vino hacia mí sin dejar de saltar, es la mejor compañía que he tenido en toda mi vida.

  Mis padres no han dejado de lamentarse desde que salí del quirófano, se echan la culpa y no paran de rezar, les es difícil aún aceptar que su hija puede no volver a ver nunca, pero no dejan de perder las esperanzas de que volveré a hacerlo y más cuando el doctor es quien los motiva a tenerlas.

  Lor sentada en el otro extremo del auto trataba de animarme haciendo pequeñas bromas y ofreciendome de sus caramelos, pero no tenía mucha hambre o ánimos en estos momentos, solo quería llegar a casa y tirarme a la cama junto a mi cachorro y dormir lo que quedaba del día.

  Diablos, apenas son las 10:00 am

  Odiaba los hospitales, los repugnaba, quería estar lejos de ellos a toda costa, no logré conciliar el sueño anoche debido a que no me sentía cómoda en la habitación, una sensación rara recorría mi cuerpo cada vez que intentaba dormir, así que pasé toda la noche con la cabeza pensando en mil cosas y a la vez en nada.

  Escuchaba a las enfermeras caminar por los pasillos, los susurros de los enfermeros contando alguna anécdota o chisme de algún doctor con alguna doctora, los llantos de algunos pacientes y las rabietas de algunos que no podían dejar dormir sin tomar su medicamento.

  Los hospitales son la combinación perfecta de enfermos y sanos, necesitan del otro para poder subsistir, es como un ciclo que jamás termina.

+Cariño, no quiero que te sientas mal por esto, ¿Si? –Habló mi madre después de unos segundos de silencio–

+Mamá, te dije que no debías tener esperanza con algo así

+Alysa

+Yo no la tuve, así que no me afecta mucho en estos momentos, sabía que no iba a funcionar

+Hija, el doctor dijo que no todo está perdido –intervinó mi padre tratando de darme ánimos–

+Tal vez para él, pero para mí si lo está.

+Deberías tener un poco más de fe hermanita

+¿Tú la tienes?

+Oh bueno, pues yo... –se quedó en silencio varios segundos–

+Si, lo mismo pensé

  Dicho eso el silencio invadió el auto el resto del camino a casa, el cual para mí suerte no era tan largo, pero si incómodo debido a que ahora mis tres acompañantes fueron golpeados con la cruel realidad.

Winter Falls [Lee Know]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora