-4#Capítulo-.

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{Me Siento Como La Mismísima Basura...}

[MOMENTOS ANTES]

RUBÍ#

Emergi del agua y pasé mis manos por mi cabello hechandolo hacia atras, para luego impulsar me de las manos y sentarme en la orilla de la piscina. Sentía el aire frío chocar contra la piel desnuda de mi espalda.

De pronto sentí una mirada encima de mí, y lo peor es que sabía de quién era, recorrí el gran patio de la mansión con mis ojos sin encontrar lo.

En eso siento algo arroparme hombros haciendo que alce la vista y me topé con los ojos oscuros de Adriel, él me sonrió en respuesta mientras se sentaba a mí lado y me dio un beso en la frente.

Yo le respondí a la sonrisa mientras sentía el viento dar, y de repente un olor me envolvió, sacudiendo hasta la más pequeña célula de mi cuerpo, nublando mis sentidos.

Fresa y Flores Silvestres.

Cerré mis ojos un momento mientras sentía mi corazón acelerado pitar en mis oídos.

-¡MATE! -rugió Lea.

Abrí mis ojos sintiendo como se iban colocando de colores rojos.Me levanté de golpe y empuje a quién fuera que era la persona que estaba a mí espalda que era la dueña de ese olor tan delicioso, todo a una velocidad rápida.

-¡MÍO! -rugimos yo y Lea al mismo tiempo.

Alcé mi vista sintiendo como me rodaban la cintura y me topé con unos ojos verdes que se pusieron de color negro con un brillo intenso, mientras que caía sobre su frente una cabellera castaña.

~NO. ¡No Puede Ser Él!~ pensé.

No podía ser Andrés. Tiene que ser una confusión.

Me separé de golpe y lo miré mientras parpadeaba, no podía ser, no él, no hoy, no ahora. Además, ¿por qué no me lo dijo antes de.. ?

Andrés abrió su boca para hablar pero no lo deje.

-Cállate -murmure alzando mi mano mientras sentía mi respiración ligeramente -cállate, no hables, no ahora.

-Cielo déjame explicarte...

-¡No! No quiero oírte, y tampoco me llames Cielo perdiste hace mucho tiempo ese derecho, y está vez habló en serio -hablé con determinación.

En eso siento unos brazos rodearme los hombros por detrás, seguido de un pecho pegado en mí espalda, cerré mis ojos cuando el aroma de Adriel inundó mi nariz.

~Dios, ahora no Adriel~ pensé sabiendo lo que se venía.

-Adriel nadie te llamó -hablé entre dientes sin abrir mis ojos.

-¿Todo bien, peli? -me pregunta ignorando lo que dije.

-Sí, ahora lárgate -hablé conteniendo lo que sentía.

Un hormigueo empezó en mis antebrazos, bajando por mis venas hasta llegar a las palmas de mis manos y las puntas de los dedos. No necesitaba abrir mis ojos para saber que mis venas se estaban tornando de color rojo carmesí.

MÍ Hermosa Mate.Where stories live. Discover now