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Martina lloraba en silencio mientras Santiago apretaba fuertemente sus muñecas contra los casilleros, y besaba su cuello. Martina empezaba a sentirse sucia, y muy mal, cerró sus ojos intentando hacer pasar rápido este momento y lloro con más fuerza. De sus finos labios se escapaban súplicas que apenas se podían escuchar, aquel chico ignoraba todo aquello, ¿Que tan cruel podía llegar a ser? Martina era tan inocente y pura para su edad que llegaba a impresionar. Y esto iba más allá de sus indiscapacidades, ella simplemente no había tenido relación con nadie, que no fuera su madre, ¿Cómo dejaría de ser así de dulce e inocente si no convivía con nadie? o bueno, nadie convivía con ella.

-Tu piel es tan deliciosa, me pregunto como sabrán tus lindos labios- Dijo Santiago caliente, más de lo común, acercándose a los pequeños labios de la rubia.

-¿Qué haces?- Cuestionó Lourdes viendo la espantosa escena frente a ella. Santiago como el idiota cobarde que es, soltó a Martina haciéndola caer a el suelo, debido a lo pequeño y delgada que era. Y salió corriendo al patio, Lourdes por el contrario se acercó al pequeño cuerpo de la ojimarron hecha bonita en el piso.

-Oye, ¿Estas bien?- Cuestionó la castaña extrañamente mal por ver a Martina en ese estado, aunque ella se había portado como una idiota momentos atrás. La pequeña no respondió, solo se abalanzó sobre los brazos de la castaña, cosa que ella nunca hacía, ni siquiera con su madre. Pero se sentía tan mal, triste y sucia.

Lourdes se quedó estática ante aquel gesto y segundos después envolvió a la pequeña mientras escuchaba sus sollozos. Acaricio su lacio cabello hasta que logró tranquilizarla, cuando ya Martina había parado de sollozar levantó su vista mirando fijamente a la castaña, y segundos después deshizo el abrazo, se levantó y salió corriendo. Dejando a Lourdes ciertamente intrigada por su extraño comportamiento, sin embargo sintió la necesidad de seguirla abrazando todo el día, era tan frágil que ya no quería molestarla, solo velar por su bienestar. Momentos después se reprendió por sus estúpidos pensamientos y se levantó del piso intentando cancelar todos esos sentimientos que empezaban a nacer dentro de su pecho. Martina era una tonta, enferma, que apenas y hablaba. ¿Quién querría tener una relación amorosa con alguien así?

Martes, 22 de abril

Martina llegó al instituto con la mirada en el piso como siempre. Hoy había un clima un poco frío. Así que su madre la cubrió muy bien. Llevaba puesto unos jeans negros, con un lindo sueter de color azul, una chaqueta del mismo color, y unas botas marrones. Su madre compra ropa de colores que Martina pueda distinguir, para que la pequeña no se sienta mal.

Martina no era estúpida, y aunque intentaba hablar o recordar lo menos posible, tenía todo sumamente claro, y sabía perfectamente que ayer estuvieron apunto de abusar de ella, lo cual logró incrementar un poco más su trauma. Pudo divisar a Lourdes a lo lejos y bajo su mirada tanto como fuera posible. Sabía que iba a burlarse de ella.


Blue and red (adaptación martuli)Where stories live. Discover now