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Lunes, 8 de Junio.

Lourdes pensaba que las horas del colegio para ver a Martina no eran suficientes, así que ahora mismo estaba en camino a la casa de la susodicha. Ahí podían hablar más agusto, y no estaba Martín para meterse siempre medio, este último había estado haciendo un problema. Lourdes ya lo había pillado molestando Martina muchas veces, Isabel contenido de partirle la cara solo para no decepcionar a su pequeña. Si, su pequeña.

Tocó la puerta de la casa al estar frente a esta y espero pacientemente hasta que abriera, y para su sorpresa fue Martina quién lo hizo. Parecía que se acababa de levantar de una buena siesta. Llevaba un suéter de mangas largas que era demasiado grande para ella y unos jeans no tan ajustados, pero que de igual forma ajustaban perfectamente sus bien formadas piernas. Su cabello estaba un poco desordenado y no faltaba que aquel mechon que caia por su frente dándole un aspecto adorable.

-Hola pequeña. - Lourdes Murmuró estrechandola contra su pecho. Martina aspiro el aroma que desprendía. Pronto ambas chicas terminaron por separarse y luego de que la ojiverde saludara a Chivin ambas subieron a la habitación de la menor.

-¿Has estado durmiendo?- Cuestionó Lourdes una vez en la habitación de Martina.

Nego y se sentó a la orilla de su cama. -Sólo estaba pensando... en ti.- Cubrió sus labios después de decir eso y apretó sus ojos. ¿Qué estaba pensando en ella?

Lourdes por otro lado sintió a las mariposa en su estómago revolotear con fuerza y mordió su labio inferior. Se agacho frente a Martina, quedando a su altura y con mucho cuidado retiro sus pequeñas manos de sus labios.

-Yo siempre pienso en ti, Mar. Cada momento de mi vida.- Mascullo y acaricio la mejilla de la pequeña con mucha delicadeza. Martina solo la miraba a los ojos, mientras sentía algo raro resolverse en su estómago.

Lourdes despacio fue cortando la escasa distancia que había entre ambos rostros, y al no poder contenerse más unió sus labios con los de Martina. Esta solo dejo sus labios quietos, al no saber besar. Estuvieron así por unos segundos, hasta que Lourdes movio con lentitud y delicadeza, sus labios contra los de la menor y está solo se dejó llevar.

Al cabo de unos segundos Lourdes terminó por romper el beso, y observo a Martina; sus labios estaban rojos al igual que sus mejillas, lucia realmente hermosa.

-Te quiero pequeña, mi pequeña.-

Blue and red (adaptación martuli)Where stories live. Discover now