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Miércoles 23 de abril

El día siguiente Martina llegó al colegio con su típica actitud, y su rostro inexpresivo. La psicóloga y madre de Martina empezaban a preocuparse, porque ya estaban disminuyendo los síntomas de Martina, y ahora parecen haber aumentado. Y es que la pequeña pasaba desapercibida antes de que todos supieran de su Daltonismo, gracias a las burlas de la vida de Martina ha empeorado notablemente, y para poder curar su trastorno es necesario que ella ponga de su parte, cosa que no está haciendo, su pequeña cabecera está tan llena de cosas, que realmente su enfermedad es lo que a ella menos le importa. Desea con todas sus fuerzas morir.

Martina siguió caminando por el pasillo hasta que por desgracia se topo con Lourdes, la ignoro pasandole por un lado pero esta la tomó fuertemente del brazo, Martina no inmutó, ni reflejo angustia o dolor, como lo había hecho en varias ocasiones en el pasado. Ella simplemente se mostraba indiferente, a todo. Incluso a sentir.

-¿Crees que esto se quedará así después de lo que me hiciste ayer?- Cuestionó la castaña con enojo, Martina la miró a los ojos sin mostrar ningún tipo de interés por lo que estaba por hacerle la castaña, a ella simplemente no le importaba cuanto pudiera lastimarla. Ya llevaba heridas muy grandes, pero dentro de ella.

Lourdes noto que Martina se mantenía tan callada y tranquila como si estuviera tomado sol en la alberca, y no como si estuviera apunto de ser golpeada. Su ceño se frunció y soltó a Martina, esta enseguida se fue.

-Algo esta mal en esa chica- susurro la ojiverde para si misma -Y yo voy a averiguar qué es-

La madre de Martina la esperó en la esquina del colegio, como siempre hacía , pronto vio a su pequeña venir.

La recibió con un abrazo que Martina no correspondió, esto la desánimo un poco pero no quito su sonrisa.

-¿Cómo te fue hoy, cielo?- Cuestionó la mujer caminando junto a su hija. Irían al psicólogo como cada miércoles y viernes al salir del colegio.

-Bien- La indiferencia en el rostro y actos de Martina estaban matando a Silvina.

-Me alegro mucho cariño- Dijo sonriendo y allí termino la conversación.

Pronto llegaron al consultorio de la psicóloga de Martina y enseguida entró ya que llegaban unos minutos tarde. Como siempre la chica tomó asiento frente a una mujer cuarentona de piel morena, ojos grandes, y cabellera larga. Ella tenía una libreta en su mano.

-¿Cómo te ha ido en estos días Martina?- Cuestionó haciendo las preguntas de rutina, ella se encogió de hombros.

La mujer asintio notando la falta de interés en Martina -¿No ha sucedido nada que tengas que contarme?- La ojimarron negó repetidas veces y ella enseguida noto que estaba mintiendo, aunque no tuviera ninguna expresión en su rostro -¿Segura?- Insistió y Martina guardo silencio.

-Puedes hablar conmigo y contarme lo que sea Martina, soy tu amiga- Murmuró tomando las manos de la pequeña. Ella pensaba que para tener una buena comunicación con sus pacientes tenía que ganarse su confianza.

-He tenido problema en el colegio- Confesó la pequeña, como si no le importara el asunto.

La mujer escribió en su libreta -¿Qué clase de problemas?-

-Abrace a una chica- Dijo como si ese fuera el problema con más impacto que tuvo que enfrentar esta semana, realmente para ella lo era.

La mujer alzó las cejas sorprendida -¿Sentiste algo cuando abrazaste a esa chica?- Cuestionó restandole importancia al sexo de esa persona. Martina mostró confusión ante la pregunta. ¿Qué se suponía que debía de sentir? Negó ante ello.

-Bien, ¿No hay nada más que quieras mencionar?-

Blue and red (adaptación martuli)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon