Final

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Miércoles, 20 de Agosto.

Habían pasado un par de semanas, y la relación entre Lourdes y Martina cada vez era mejor. Aunque a veces Martina tendía a no querer hablar y encerrarse en sí misma, cosa que no era sana para ella, pero Lourdes siempre lograba hacer que saliera por lo menos un ramito de sol entre tanta oscuridad.

Lourdes quería hacer formal aquello que tenia con Martina, sabía que sus padres estarían de acuerdo, pero necesitaba hablar con Chivin antes de dar cualquier paso.

La ojiverde golpeó despacio con sus nudillos sobre la fina madera, mientras esperaba ser atendida. Pronto Chivin abrió la puerta y sonrió en dirección a Lourdes.

-Hola Chivin... Yo solo quería, uh. Quería hablar sobre Martina.- Lourdes tropezó con sus propias palabras estaba nerviosa e impaciente.

-Esta bien, Lourdes. Pasa.- La mujer se hizo a un lado, dejando entrar a la muchacha a su casa. Cerró la puerta y luego camino junto a ella hasta el sofá.

-Nunca he sido de aquellas personas que lo piensa mil veces antes de hacer, y le da mil vueltas al asunto. Así que aquí va; Me gusta Martina, la verdad pensé que lo sabía la primera vez que me acerque a usted con el afán de acercarme más a su hija, pero si no lo pillo entonces yo se lo quiero decir. Realmente me gusta, la quiero. Y créame que esto no es nada fácil para mi, nunca lo había hecho antes, y espero que no me aleje de su hija, mis intenciones solo son de cuidarla, quererla, y velar cada día por su bienestar, - La castaña dio una bocanada antes de continuar -Martina me platico con sus ojos vidriosos sobre lo que usted habló con ella hace unas semanas, y con un nudo en la garganta me aseguró que usted, su madre, la odia por el hecho de querer a una chica, y no ha un chico. Desde que la conocí me ha parecido encantadora, y maravillosa, una madre ejemplar, que da cualquier cosa por la felicidad de sus hijas, por eso no podía creer las palabras de Marti, ¿odiarla por algo tan simple como su orientación sexual? No puedo creerlo de usted.-

Chivin negó con una ligera sonrisa en sus labios. -Sabía que Marti iba a malinterpretar mi reacción, pobre de mi pequeña,- la mujer volvió a negar mientras cepillaba con la yema de sus dedos la bolsa bajo sus ojos - No he dedicado cada instante de mi vida a mi hija, solo para dejar de amarla con cada latido de mi corazón por algo tan estúpido como eso. Me halaga que pienses eso de mi, Lourdes. Pero yo no lo siento así, lo siento más como un deber, algo que tengo que hacer por el ser que más quiero en la vida,  y si en algún momento llegas a ser madre, entonces entenderás. Por otro lado, por supuesto que acepto que estés con Marti, y si mi hija decidió conformar su vida con una mujer y no con un hombre, entonces me alegro de que sea contigo. Si es aquel momento actúe con frialdad y desprecio hacia Marti, entonces ahora lo estoy sintiendo, y quizás fue por enterarme de algo fuerte como eso, pero luego de cuestionarlo con afán me di cuenta de que no importa con quien esté mi hija, ni que esté haciendo, de igual forma la amaré.-

Martina estaba al pie de la escalera, mientras las lágrimas acariciaban sus mejillas. Escuchando atentamente como los seres que más quería en la vida, hablaban con orgullo y cariño sobre ella, y lo que era. La querían, la querían por lo que era. Porque en verdad sienten algo en su pecho cuando están con ella, por eso aceptaban todos sus defectos, porque lo que sienten es real. Mordio su labio evitando sollozar y captar la atención de su madre, y por lo visto futura novia.

- Las amo tanto- susurro Martina para si misma, sintiendo las mariposa aletear en su estómago.

Blue and red (adaptación martuli)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora