Blood [Kimetsu no Yaiba]

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Chapter 2. Demon

—¿Mocosa?— dijo Hayate sorprendido y con el ceño fruncido mientras bajaba lentamente la espada—. Casi te rebano el cuello, aunque... tienes buenos reflejos, no cualquiera habría podido esquivar eso— una risilla nerviosa salió de entre mis labios por eso último—. Serías una buena cazadora si te entrenan bien— murmuró para sí mismo—. ¿Qué es lo que haces aquí?

—Venía a vender unas cuantas joyas y al entrar me encontré con... eso— miré de reojo hacia la entrada del lugar—. Me atrevía a entrar porque escuché ruido desde este lado y pensaba que podía ser algún superviviente. Pero, supongo que el hecho de que este aquí significa que...— miré hacia atrás con una pequeña mueca—. Solo queda el demonio y que no ha sido un oso lo que ha entrado como decían en la ciudad— tragué saliva, notando mi garganta arder levemente por el fuerte olor que inundaba el lugar—. Ha tenido que ser un demonio, ¿verdad?

—¿Acaso conoces a alguna otra cosa que pueda hacer algo tan cruel?— aparté lentamente la mirada hacia un costado sin querer contestar a su pregunta.

Había vivido mucho tiempo, y había conocido dos "cosas" que podían ser así de crueles, e incluso más de lo que habían mostrado en este lugar, además de los demonios: los vampiros y los propios humanos.

—Solo vete de una buena vez mocosa— señaló hacia la puerta—. El demonio sigue en el interior de la casa, y el que estés dentro solo dificulta mí trabajo.

Y antes de pudiera decir algo para reclamarle, el de cabellos bicolores se giró rápidamente. Colocándose en pose defensiva, concentrándose en algo que yo aún no había percibido, frunciendo el ceño un poco más de lo que ya lo tenía.

Observando en silencio y sin moverme de donde estaba como se iba alejando, antes de perderlo completamente de vista una vez entró en una de las habitaciones. Sentía bastante curiosidad sobre lo que había en ese lugar, pero me había quedado por una buena razón.

—Kita, no te había escuchado llegar— canturreé con una sonrisa tras unos segundos de silencio—. Pensé que no ibas a arriesgarte a cruzar la entrada llena de sangre para no acabar manchando tú pelaje.

—Me he cansado de esperar y he venido a por ti, ¿por qué tardabas tanto?— preguntó intrigado, ladeando sus orejas hacia el sonido, ignorando completamente mis últimas palabras—. Supongo que has encontrado algo interesante.

—Ni que lo digas. El demonio sigue en la casa y Hayate acaba de ir tras él— me mantuve en silencio al percibir un leve sonido, junto a un fuerte gruñido inhumano—. El cazador de demonios del que te hablé anoche— aclaré.

—¿Y por qué no vas tras él? Estoy más que seguro de que en este momento estás más que deseoso de saber que es lo que están haciendo— dejé salir una suave risa. Me conocía bastante bien después de todo—. ¿Por qué no vas?

—Bueno... debería hacerlo. Razón no te falta— me encogí de hombros, mirando de reojo la puerta tras la que había desaparecido el de cabellos rojos y rubios—. Pero me ha dicho que no vaya, que es bastante peligroso.

—¿Peligroso? ¿Para ti?— asentí—. Solo ve de una vez, se que lo estás deseando ___.

Y en el momento en el que Kita terminó la frase, yo ya estaba atravesando el pasillo con pasos rápidos en dirección al ruido. Asomando mi cabeza primero antes de dejar mi cuerpo completamente a la vista sin miedo a recibir algún tipo de ataque de parte de cualquiera de los dos.

Dando un rápido vistazo a la decoración completamente destruida y esparcida por el suelo en pequeño pedazos de cerámica, piedra y madera, acompañado de varios muebles tirados en el suelo. A penas entraba una tenue y suave luz en el lugar, aunque eso no era ningún tipo de molestia para mí.