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Chapter 15. Thief


Me senté en el cómodo futón mientras estiraba mis brazos por encima de mi cabeza, dejando escapar un largo bostezo de entre mis labios para lograr deshacerme de la pereza, parpadeando rápidamente para acostumbrarme al cambio brusco de luz.

Ya llevaba dos semanas en la grandiosa casa del magistrado. Y, aunque no había sido tan desagradable como había creído en un inicio, parecía que solo le interesaba mi presencia para presumir frente a sus empleados sobre su status y poder, el cual le permitía tener a una bella mujer haciéndole compañía.

Aunque el hecho de que tuviera esposa y dos hijos -los cuales estaban fuera actualmente-, información de la que se había enterado por los sirvientes. A su esposa no le gustaban las concubinas, expulsando a todas ellas poco después de casarse.

Pero, para ser sincera, dormía en una habitación aparte. Limitándose a cumplir con muchos de sus caprichosos pedidos, en los que se limitaba a recibir atención de mi parte cuando no estaba trabajando.

El resto del tiempo me dedicaba a pasearme por el palacio y leer los muchos archivos que tenían en la biblioteca. Además que tenía una fuente de sangre ilimitado, ya fuera la que obtenía del propio magistrado, o de alguno de los guardias.

Me preguntaba... que estaría haciendo Douma en este momento.

—Buenos días ___— dijo Kita en un tono bajo mientras ronroneaba, recibiendo toda mi atención.

—Buenos días Kita— canturreé en un tono bajo, poniéndome en pie para cambiarme de ropa por un kimono simple y elegante—. ¿Es muy tarde?— pregunté, mirándolo de reojo.

Estaba recostado bocarriba en la zona de la habitación por donde entraba el el sol, con los ojos cerrados mientras movía su cola ligeramente de un lado a otro.

—Media mañana.

—Oh, vaya, más tarde de lo que pensaba— murmuré, peinando mi pelo con mis dedos, acomodando los mechones lo mejor posible. Al menos no estaba muy enredado—. Da gusto poder dormir todo lo que quiera sin preocuparme por ir al trabajo. ¿Dónde está?

—Está fuera, trabajando. Han traído a un carterista— dijo mientras se removía para poder encararme—. Están celebrando ahora su juicio.

—¿Tan grave es?

—Al parecer es recurrente.

—Quiero ir fuera, tengo curiosidad y ver que ocurre— dije mientras acomodaba la horquilla con la flor multicolor en mi cabello, abriendo la puerta, esperando que Kita saliera primero que yo.

—Han estado gritando mucho.

—¿Ah, sí?— pregunté con una ceja arqueada, frunciendo la nariz para percibir mejor los olores—. Hay un fuerte olor a ira, mucha ira contenida... y no tan contenida.

Dirigiéndome hacia el lugar donde se celebraban todos los juicios. Abriendo la puerta un poco, lo justo para poder ver lo que estaba ocurriendo en el exterior.

Justo en el centro del patio había un chico que no debía de tener mucho más de dieciséis años con el cabello corto negro y ojos de un brillante tono azul claro. Mantenían sus brazos atados tras su espalda, con su torso desnudo, completamente golpeado y magullado, siendo custodiado por dos guardias para evitar que escapara o intentara atacar a alguien a pesar de que estaba inmovilizado.

Ladeando ligeramente la cabeza, centrando toda mi atención en él.

—Ya tienes tres líneas tatuadas en ambos brazos por robar carteras— fruncí los labios al escuchar las palabras del viejo—. La próxima vez te cortaré las manas para que no puedas volver a hacer— lo amenazó—. Pero el día de hoy, con cien latigazos será más que suficiente.

Blood [Kimetsu no Yaiba]Where stories live. Discover now