11

416 84 8
                                    


Chapter 11. Breath


Un repentino golpe en mi pecho me hizo tomar una bocanada grande y profunda nuevamente mientras que el calor se instauraba repentinamente en esa zona, desapareciendo lentamente a los pocos segundos. Mis garganta ardía aún a pesar de que el corte ya había sanado, sintiendo mis vías respiratorias cerradas que me hicieron toser violentamente mientras me incorporaba de golpe en busca de aire.

—Ya era hora de que volvieras en ti— se quejó Kita, sentado en mis piernas.

Con la mirada aun emborronada y sin poder enfocar nada de lo que había a mi alrededor -por lo que al felino en realidad lo había visto como una simple mancha oscura-. Masajeando mi frente en un intento de calmar el fuerte dolor de cabeza.

—¿Dónde estoy?— pregunté en un hilo de voz casi inaudible.

Sentía la boca pastosa y seca, mientras que mi lengua estaba adormecida.

—En mitad del bosque— contestó, moviéndose y alejándose un poco de mi.

—Creo que hasta ese punto soy consciente— murmuré, mientras mi visión se iba aclarando—. ¿Cuánto tiempo ha pasado?

—No mucho, unos cuantos días— contestó sin darle mucha importancia—. Venía cada tanto a comprobar como estabas, pero quería saber como se desarrolla todo en el culto.

—¿Y? ¿Ha corrido sangre?

—La de los dos— dejé salir un leve "uhm" afirmativo, esperando a que siguiera hablando—. Discutieron, perdió el control, lo apuñalo, y luego se suicidó con algún veneno.

—¿Y Douma?

—Todo lo bien que pueda estar después de presenciar lo anterior y descubrir que no te habías ido, sino que te habían asesinado.

—Ay, ¿por qué tuvo que complicar todo?

—Así son los humanos— respondió obvio.

—¿Y sabes el lugar exacto en el que estamos? ¿Muy lejos?

—Sí, te han alejado bastante del templo y te han dejado en medio del bosque para que no pueda encontrarte nadie. Me he perdido un par de veces mientras te buscaba y ya no se como volver.

—Bueno, como si pudiéramos volver— suspiré—. ¿Y ahora qué?— pregunté al aire, incorporándome lentamente del suelo.

Mi cuerpo se sentía aun un poco pesado, sintiendo como mis piernas temblaban un poco, sintiéndome como un cervatillo recién nacido. Débil e inútil, incapaz de defenderme.

—Tú me dirás.

—Estoy cansada— murmuré, estirando mi cuerpo y dando ligeros masajes en mis articulaciones.

—No haberte quedado allí.

—Bueno— suspiré por su comentario—. Primero necesito encontrar un lugar para limpiarme, ¿has visto algo cerca?

—Un lago— asentí.

—Luego ropa nueva y limpia— señalé la que llevaba, machada de sangre fresca y barro—. Con esto no inspiro nada de confianza.

—También tienes que alimentarte bien. Bien— resaltó—. Estás muy pálida, más de lo normal, y eso es bastante raro.

—Debo parecer un muerto— me quejé, prestando más atención a mis delgadas y pálidas manos, donde se veían a la perfección las serpenteantes líneas azuladas y verdosas que formaban las venas.

Blood [Kimetsu no Yaiba]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora