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Chapter 19. Amor


Mi nariz se contrajo levemente mientras fruncía el ceño cuando llegó a mi el sutil y dulzón olor a flores y hierbas aromáticas que emanaba Koyuki. Volviendo la mirada de manera fugaz hacia la entrada de la amplia habitación que era usada como sala de entrenamiento por nosotros tres, antes de centrarme nuevamente en los movimientos de Hakuji y Keizo.

Bloqueando rápidamente con el antebrazo el golpe que me había lanzado el mayor y que tenía intención de impactar en mi rostro, mirándolo de reojo con desdén antes de tomar su muñeca, presionando el centro de su muñeca para hacerle perder fuerza en su brazo antes de tirarlo al suelo, justo frente a Hakuji que no pudo hacer más que retroceder un par de pasos, interrumpiendo su golpe.

Vivían en la fantasía de que, ellos como humanos y sin realmente tener ninguna habilidad especial -no como los cazadores de demonios-, iban a ser capaces en algún punto de superar tu fuerza y agilidad, y finalmente vencerte.

Acomodando la ropa sobre tus hombros antes de girarte hacia la entrada al notar una cabellera oscura asomándose tímidamente por la entrada, sin querer interferir realmente en el entrenamiento.

—Koyuki— la llamé con una sonrisa, retrocediendo un paso para evitar que Keizo tomara tu pierna y te tirara en el suelo.

Siendo mis palabras suficientes para detener de golpe la pelea.

—Deberías estar en la cama— dije mientras avanzaba hacia ella, saliendo de la zona del tatami, dando por finalizado el entrenamiento, al menos por mi parte—. Esta mañana tenías fiebre un poco alta, y aunque ahora te sientas mejor no deberías sobre esforzarte o terminará afectando a tu recuperación.

—Lo siento ___— murmuró con las mejillas levemente sonrojadas, apartando la mirada hacia un costado. Apartando su flequillo para revisar su temperatura—. Estoy bien— aseguró.

—Solo quería asegurarme— dije de vuelta—. ¿Qué haces aquí?

—Quería saber como os iba en el entrenamiento, es aburrido estar sola en mi habituación y...— se detuvo mientras sus ojos rosados se posaban fugazmente en Hakuji, cubriendo su rostro sonrojado al notar que este le estaba observando de vuelta—. Y... ya sabes— farfulló en un tono bajo.

Una suave risa baja escapó de mi garganta sin que pudiera contenerla en el fondo de mi garganta ante su tierna reacción. Tomando suavemente su mano con una sonrisa cómplice antes de apartarme para ponerme los zapatos y volver a su lado.

—No creo que necesite mucho más entrenamiento— canturreé, mirando de reojo a Keizo—. Así que me tomaré el resto del día libre para pasarlo con Koyuki.

—No has ganado, has abandonado la pelea antes— replicó con el ceño fruncido, masajeando su hombro con una mueca adolorida.

—Ajá, lo que tú digas— dije con una sonrisa, volviendo a tomar la mano con delicadeza la mano de la ojirosa—. No quiere aceptar que sea mucho mejor que ambos.

—No mientas— refunfuñó.

Lo miré de reojo, sacándole la lengua mientras bajaba al jardín junto a Koyuki, antes de que mis ojos se posaran en Hakuji, el cual apartó rápidamente la mirada hacia un costado avergonzado.

—Hakuji— lo llamé, notando como la menor daba un pequeño salto en su lugar tras mencionar su nombre, mirándome con algo de duda—. Más te vale seguir entrenando y aprender bien los movimientos de ese viejo que tienes como maestro, quiero tener una buena pelea mañana.

Blood [Kimetsu no Yaiba]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora