6

542 90 12
                                    


Chapter 6. Pervert


—¿Por cuánto tiempo vas a quedarte allí de pie?— pregunté con una ceja arqueada mientras apartaba la mirada del libro, centrando mi atención en el rubio con una sonrisa dibujada en mis labios.

Douma estaba en pie, asomando parte de su cuerpo para poder verla con cierta curiosidad intentando no hacer ruido para no ser atrapado. Escondiéndose nuevamente a penas se dio cuenta de que tenía mi atención sobre su cuerpo, dando antes un pequeño salto en su lugar con las mejillas levemente coloreadas.

—Douma— lo llamé con suavidad—. ¿Qué ocurre? ¿Va todo bien?

—Es que no quería interrumpirte— murmuró, asomando nuevamente parte de su rostro tras unos segundos—. Te veías muy tranquila leyendo y no quería molestarte.

—¿Oh? Gracias— canturreé enternecida, dejando salir una suave risilla.

—Quería hablar contigo— murmuró, apartando la mirada mientas hacía un pequeño mohín.

—No me molesta que hagas algo como eso Douma, puedes venir cuando quieras.

Caminando en mi dirección tras unos segundos de duda, mirando al felino que descansaba sobre mis piernas, como si estuviera esperando que este se fuera para poder acomodarse él en ese lugar.

—¡Ah, no!— alzó la voz mientras daba varios latigazos al aire molesta—. Que el niño malcriado se busque su propio lugar, yo no me pienso mover de aquí— se quejó, dejando salir un evidente bufido al final de la frase.

—Kita— murmuré a modo de regaño por lo que había dicho, frunciendo levemente el ceño.

—No, no tienes porque apartarlo— se apresuró a decir mientras negaba con ambas manos para detenerme—. Estoy bien aquí.

—¡Ja! Sabe quien manda aquí— dijo orgulloso, acomodándose un poco mejor mientras entrecerraba sus ojos con el pecho hinchado, sin intención de perder la mirada del rubio.

Dejando salir un nuevo bufido cuando di un leve golpe en su cabeza a modo de regaño, apartando la mirada a un costado de golpe para no mirarme a los ojos.

—Idiota— murmuró molesto. Mientras que Douma se sentaba a mi lado.

—¿Ocurre algo?— preguntó en un murmullo bajo.

—¿Por qué debería ocurrir?— preguntó confundido, acurrucándose contra mi mientras sostenía mi mano, buscando entrelazar nuestros dedos—. No pasa nada.

—Normalmente estás ocupado toda la tarde con los seguidores que creen en toda esta farsa. Siempre estás ocupado con ellos hasta que no empieza a entrar la noche— murmuré la última parte algo más bajo, aun sabiendo que por la cercanía que manteníamos me podría escuchar a la perfección.

Con tan solo pensarlo me parecía tan agotador, no quería ni tan si quiera imaginar lo que sería soportarlo.

Y, aunque quisiera cambiar todo eso, sabía bien que no sería algo especialmente fácil. Había llegado cuando el sistema ya estaba implanta en todos los que estaban en este lugar, y cada una de las personas que formaban parte del culto lo seguirían sin pensárselo en lo más mínimo.

Porque para ellos todo esto era una verdad absoluta, la solución a todos y cada uno de sus problemas. Porque les estaban dando las respuestas que estaban esperando escuchar.

—Hoy había menos gente de lo habitual.

—Mientes— el rubio apartó la mirada hacia sus pies con el ceño levemente fruncido.

Blood [Kimetsu no Yaiba]Where stories live. Discover now