18

167 39 25
                                    


Chapter 18. Soft


—Bien— murmuré para mi misma, amarrando mi largo cabello en una coleta suelta para dejarla lejos de mi rostro, más ahora que casi había recuperado la longitud habitual tras varios meses en el dojo—. Es hora de cocinar.

Le habías tomado cierto gusto a la cocina, y aunque aun había bastantes cosas que se escapaban de tu entendimiento y a penas sabías una decena de recetas completas, lo que habías aprendido era suficiente, al menos por el momento, como para poder improvisar.

—¿Para qué me querías?— preguntó Haukuji desde la puerta.

—Ayúdame a preparar la comida.

—¿Qué? No, quiero seguir entrenando.

—Vas a ayudarme— repetí con firmeza. Caminando hacia él, dejando el cesto con verduras que Keizo había traído en la mañana antes de que pudiera escaparse—. Comienza a cortarlas.

Un resoplido molesto escapó de entre sus labios, sabiendo que no iba a poder escapar de esa situación por mucho que lo deseara, conocía a la perfección mi humor, y que no me detendrías hasta conseguir su ayuda.

—¿Y que es lo que vamos a preparar?

—Había pensado en hacer algo bastante simple. Ya sabes, udon, algo de arroz y tamagoyaki— dije, haciendo un ademán en su dirección mientras te arremangabas para limpiar el arroz—. ¿No te apetece comer algo caliente? Como estamos a días de que comience el invierno, estoy deseando comer algo así. 

—¿No sería mejor hacer otro plato que utilice más carne?— preguntó mientras se arremangaba y caminaba hacia mi—. Se nos estropeará si no la usamos pronto, el idiota de Keizo ha comprado demasiada.

—Tienes razón— dije mientras apoyaba ambas manos sobre la mesa—. ¿Y si hacemos yakitori? O podemos sazonarla y dejarla preparada para mañana, así solo tendríamos que calentarla y nos ahorraría trabajo.

—Me agrada la idea del yakitori— dijo el pelinegro mientras tomaba unas cuantas verduras—. Hace mucho que no como carne a la parrilla.

Dejé que una suave risa escapara de entre mis labios, mirándolo de reojo mientras comenzaba a filtrar el agua para separarla del arroz. Sintiendo como mis manos comenzaban a entumecerse por lo fría que estaba el agua.

—¿En qué momento te volviste tan buena cocinera?— preguntó el felino, el cual estaba sentado al final del cuarto con la mirada clavada en nosotros—. Hacía nada no podías ni hervir el agua sin prenderle fuego a la cocina en el intento.

Lo miré de reojo, asegurándome que el chico junto a mí no veía, aprovechando para enviarle a Kita una mueca mientras le sacaba la lengua en un acto infantil.

Kita había recuperado casi por completo esa actitud desconfiada y posesiva hacia mi, algo que se había intensificado gracias a la presencia de Koyuki y el cariño que le había tomado en tan poco tiempo.

Quería protegernos de cualquier mal (que él traducía como cualquier hombre que intentara interactuar con nosotras más allá de la simple cordialidad si él no lo aprobaba), viendo a Hakuji -y para mí, también a Heizou-, como un depredador listo para saltar sobre sus presas, y para su inconformidad, sabía que Koyuki comenzaba a caer enamorada. 

Un pensamiento bastante exagerado si teníamos en cuanto que Hakuji era un encanto y que no sabía cómo esconder su vergüenza sin que su rostro se tiñera fuertemente de un llamativo rojo mientras intentaba no tartamudear.

Blood [Kimetsu no Yaiba]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ