Capitulo 45: ¡Tilín! ¡Tilín! ¡Tilín!

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En momento como estos era cuando Kate menos extrañaba a su madre, no se confundan, Kate amaba, ama a su madre, pero vivir, mejor dicho, sobrevivir el día del estreno de algunas de sus obras junto a ella, era toda una hazaña. Su padre y ella pasaban todo el día anterior planeando su accionar.

"Yo me encargo de ella por la mañana y tú por la tarde. Nos vemos en el teatro" le dijo el hombre y a la el día anterior al estreno de Wicked. "¿Porqué me toca la peor parte? Se supone que tu eres su esposo... ¿En las buenas y en las malas dicen no? Bien que te gusta ir con ella por la alfombra roja después y saludar a las cámaras con cara de bobo" Contestó una adolescente Kate.

Los dos sabían que las mañanas eran más llevaderas porque su madre se entretenía vocalizando o eligiendo su vestuario o se perdía en largas charlas con el director de la obra.

Pero las tardes, esas malditas cuatro o cinco horas antes de ir para el teatro era terroríficas, tan terroríficas que apenas algunos de los dos escuchaban "¡Clint!" o "¡Kate!" se convertía inmediatamente en un partido de rugby padre versus hija para ver quien salía primero por la puerta.

Kate prefería estar jugando a las escondidas con Freddy Kruger, Jason y Scream antes que volver a sentir esos temblores que le ocasionaban los gritos de su madre.

Hablando de películas de terror, ¿Vieron que dicen que las segundas partes nunca son buenas? Bueno en este caso no era cierto. La película de terror se repetía y podía ser fácilmente titulada como "La Masacre de Kate II" y puedo asegurar que esta segunda parte estaba siendo mucho más violenta, mucho más sangrienta, mucho más terrorífica que la primera.

Porque si había algo peor que convivir con Laura Bishop el día de estreno, era convivir con toda la familia Belova y la familia Romanoff el día del casamiento de Natasha. Y Kate lo supo, lo supo desde el momento en que su adorada novia, con su mirada fatal, con su poderosa sonrisa y con su perfecto trasero, entró con el vestido de novia de Natasha en mano y le dijo "Amor mañana vienen Natasha y su familia a cambiarse aquí".

Y cuando esa mañana, la pelinegra llegó de su trote matutino y vio a Natasha, Gloria, Ruth, Juliana, Melina, su hija y su novia corriendo por todo el departamento no pudo evitar escuchar la risa de su padre y su voz diciendo "Esta vez te tocan las mañanas y las tardes muajajaja y encima son cinco mujeres más muajajaja".

Por si fuera poco la situación se agravió cuando vio sentados cómodamente en su sillón a Alexei, Esteban y a Santiago, el esposo de la hermana de Yelena, que desde que se lo habían presentado, no le caía del todo bien a la deportista.

Pero, como bien su novia le había resaltado, últimamente a Kate no le caía bien nadie que se acercara a más de dos centímetros de Yelena. Y no va el tal Santiago este y abraza a la fotógrafa como si tuviera el derecho de siquiera respirar el perfume de su novia, definitivamente entra en la lista de los "me cae mal" de la pelinegra.

"La masacre de Kate II" comenzó con una lectura de la abuela de la rusa, Ruth, acerca de lo inapropiado, de lo inadecuado, de lo terrible, de lo espantoso que había sido el comportamiento de la basquetbolista una vez dictaminado el fallo de la, ahora disuelta, JPDY.

¿Acaso era culpa de Kate que ellos eligieran pasar tres horas afuera del departamento solo porque Yelena estaba repitiendo constantemente palabras como "Dios mio Kate" "Más, más, más" "Mierda" "Ahora con la boca" y algún que otro gemido o pequeño grito? ¿Acaso era culpa de la deportista que su novia estuviera usando una toga y que ella no pudiera evitar querer arrancársela con los dientes?

Claaaaro pero mejor echarle la culpa a Kate ¿No? Una Kate que si, en el momento en que Ruth le estaba hablando, hubiera estado encadenada por los pies como en la película SAW, sin dudarlo ya hubiera serruchado su pierna y escapado de la matriarca de la familia Romanoff saltando en un pie.

Cuando, donde y como el amor quieraWhere stories live. Discover now