Capitulo47: Periodo de concentración

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Esquina donde se cruzan la calle 21 con la Washington

- Yelena Belova ¿Quieres casarte conmigo? - la pelinegra abrió la cajita revelando un hermoso anillo.

Yelena quería gritar "Siii", quería saltar por los edificios, llegar a las nubes y alcanzar el cielo y gritar a viva voz "Si quiero", pero el problema era que la voz no le salía.

Kate, su Kate la mujer de su sueños, su bestia, la persona que le enseña a amar cada día como si fuera el último, estaba en una rodilla, con un hermoso y costoso anillo en la mano, proponiéndole matrimonio y lo único que Yelena podía hacer era absorber todo el amor de la mirada de la pelinegra. Trató de contestar, pero simplemente no se escucha sonido alguno, de repente sintió como el cuerpo se le debilitaba y las piernas empezaban a fallarle.

Gracias a Dios unos brazos la sostuvieron. Kate se había parado y la tenía abrazada por la cintura - Ey - le puso una mano en la frente - Te tengo cariño. Tranquila no te voy soltar - Yelena era de tez clara pero claramente, la pelinegra pudo ver como caía aun más el color de su chica - Ven, nos vamos a arrodillar juntas ¿Si? - Kate apoyó sus dos rodillas sobre la alfombra y sostuvo a su novia con ella. Cuando la fotógrafa se sintió a salvo dejó de hacer fuerza y no se opuso a que Kaye la sostuviera - ¿Te sientes muy mal amor? - Kate besó su frente.

-Si - salió como un susurró pero finalmente lo dijo.

- ¡Dios! ¿Alguien puede llamar a una amb...?

Yelena le tapó la boca con su mano - Que si me quiero casar contigo - la rubia se estaba recuperando

- ¿Qué dijiste? ¿Estás bien o estás delirando? - Kate todavía seguía pensando en el tóxico asesino.

Yelena rió por la pregunta de su novia - ¡Si me quiero casar contigo! – por fin la voz le salía como quería.

Kate le agarró la cara y ambas miradas se encontraron - Prometo que te voy a hacer la mujer más feliz del mundo - le dijo

- Como es que ya lo soy entonces - le contestó Yelena

- ¡Quiero mi anillo mujer! – jugueteó

Kate volvió a abrir la cajita y sacó la joya para colocársela suavemente sobre el dedo de su novia - Te amo - agregó.

- Menos mal, porque yo a ti te amo aun más - y la pelinegra cerró su propuesta con un beso. Aunque aún se podía escuchar los aplausos, silbidos y gritos de sus amigos y conocidos, ambas mujeres se besaban al ritmo del latido de sus dos corazones.

- Mami se quiere tragar a mamá como una boba constructora - fue el comentario de Beth que hizo separar a sus madres.

- Tengo que evitar que se siga juntando con Kam - comentó la pelinegra mientras ayudaba a su novia a levantarse.

- ¿Ya podemos felicitarlas? - Wanda llevaba un buen rato aguantándose las ganas de saltar a abrazar a sus amigas.

Después de abrazar a sus amigos, Yelena llegó a la notebook que sostenía Steve - ¡Mamá! ¡Papá! ...¡Estoy comprometida! - gritó.

- Lo sabemos cariño - habló Alexei - tu madre estuvo llorando desde que Kate se comunicó con nosotros para pedirnos permiso - contó el hombre.

- ¿Les pidió permiso? - Yelena se dio vuelta para ver como las compañeras de equipo de Kate la estaban tirando para arriba para luego agarrarla, tipo trampolín humano.

- A mi también me pidió permiso - comentó Beth

- Y a nosotras - Estas fueron las recien casadas - Cuando llegó a casa a las siete de la mañana, Natti casi la mata, pero cuando nos dijo para que era se largó a llorar - agregó.

Cuando, donde y como el amor quieraOnde histórias criam vida. Descubra agora