Capítulo 2

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Capítulo 2

-Hola, rubita. -la saludó Brendon con una sonrisa de lado.

-Hola, idiota. -le contestó Kayla con aburrimiento y sin prestarle real atención, caminando más rápido en un vano intento de dejarlo atrás.

Obviamente no funcionó, los pasos de Brendon eran más grandes que lo suyos y volvió a alcanzarla en un santiamén.

-En serio, no sabes como me duelen tus palabras, por tu culpa lloro desconsoladamente todas las noches hasta quedarme dormido. Espero que estés orgullosa de ello. -dijo Brendon con tal seriedad que, por un momento, Kayla se preguntó si lo diría en serio.

Kayla decidió no contestar y fue hacia su taquilla, la abrió y empezó a buscar su libro de Francés.

-Ohhh, ahora me ignoras. -dijo Brendon con falsa indignación. -¡Qué bonito, señores! ¡Qué bonito! -exclamó mientras se apoyaba en la taquilla de al lado y la miraba con sus oscuros ojos.

-Dios, Edwards, ¿tienes alguna idea de lo pesado que eres? -preguntó Kayla aguantándose una sonrisa, en el fondo era divertido, pero era su enemigo desde tiempos inmemoriables, no podía reírle las gracias.

-¿Tienes alguna idea de lo bueno que soy en la cama? -preguntó Brendon, cambiando su tono bromista a uno seductor que haría que las piernas de cualquier chica temblaran.

Pero Kayla no era cualquier chica.

-No lo sé y tampoco quiero saberlo. -le contestó ella sin dudarlo un segundo, removiendo las cosas que tenía en la taquilla, estaba encontrando de todo menos su libro de Francés.

Tenía que empezar a ser más ordenada y hacer como Elisa. Bueno, como Elisa no, ella era demasiado controladora y lo ordenaba todo por colores. ¡Hasta ordenaba la ropa interior por colores! ¿Qué clase de maniática hace eso?

-Nena, dentro de poco estarás deseando saberlo. -aseguró Brendon acercándose a ella, el aliento de él hizo que Kayla sintiera unas suaves cosquillitas en su cuello.

-Déjalo ya, Edwards, tengo novio. -dijo Kayla cogiendo aire y echándose hacia delante, para poner distancia entre ambos.

El chico gruñó con disgusto ante su alejamiento.

-Parece que lo dices más para ti que para mí, como si necesitaras recordártelo a ti misma para no lanzarte a mis brazos. -le susurró al oído con voz burlona y volviendo a acercarse a ella.

Kayla iba a contestar pero un leve carraspeó hizo que ambos se girasen, encontrándose con Jordan Michelson que los miraba con curiosidad y una ceja alzada.

-¿Interrumpo? -preguntó con una sonrisa divertida bailando en sus labios, Kayla se sonrojó en seguida al imaginar las conclusiones precipitadas que estaba sacando el chico. Con rapidez empujó a Brendon hacia un lado para quedar más separados y que no parecieran cosas que no eran.

-Sí. -contestó Brendon a la vez que Kayla decía que no, Kyala lo miró con el ceño fruncido mientras Brendon miraba a Jordan con molestia.

-Entiendo, diferencia de opiniones. -dijo Jordan mirando con cierta burla a Brendon, seguidamente dirigió su mirada hacia Kayla, que suspiró internamente por sus ojazos. Odiaba a dios por hacer tan perfecto, al menos físicamente, a ese chico. -Venía para preguntarte cuando te viene bien quedar.

-Oh. -dijo Kayla recordando las clases, lo había olvidado por completo- ¿Te viene bien el sábado por la mañana? -preguntó ella, mientras Brendon los miraba a los dos con el ceño fruncido.

¿Por qué coño iban a quedar? Eso no formaba parte de sus planes. En realidad Jordan no formaba parte de sus planes en sí.

Mierda.

-Me viene perfecto. -contestó Jordan con su encantadora sonrisa, haciendo que los hoyuelos se le marcasen. Se veía increíblemente violable. -Te enviaré un mensaje para preguntarte la hora.

-Pero no tienes mi número. -dijo ella con confusión.

-Tengo contactos, preciosa. -dijo escuetamente el chico, sonriéndole y guiñándole un ojo antes de girarse para irse. Sus movimientos eran fluidos y naturales, como si hubiera nacido para pasearse por ahí haciendo que las chicas se desmayaran. -¡Adiós, Brendon! ¡Saluda a tu hermano de mi parte! -exclamó mientras se iba y sin mirarlo.

-No me habías dicho que Jordan está ligando contigo. -dijo Brendon viendo como Jordan se alejaba.

-¡Qué no está ligando conmigo! -exclamó con cansancio ella, ya ni sabía para que se empeñaba en llevarle la contraria a ese chico, ni caso le haría, al igual que Elisa no le hacía caso.

-Reconozco que esto será un poco más difícil de lo que pensaba. No sé por qué, pero Jordan tiene el don de hacer que las chicas pierdan las bragas por él sin hacer una mierda. -Kayla frunció el ceño sin decir nada y entonces Brendon se giró y la miró con ojos decididos. -Pero esto solo lo hace más interesante, es obvio que el tonto de tu novio no es rival, pero Jordan...Jordan será difícil de superar, pero lo lograré y acabarás loca por mí. -aseguró.

-¿Tú eres tonto? -preguntó Kayla mirándolo fijamente -Debiste de caerte de la cuna o algo, sino no me lo explico.

-Eres encantadora. -dijo él sarcásticamente y rodando los ojos.

-Al menos tengo cerebro.

-Y yo pene.

-¿A qué narices viene eso? -preguntó ella enfadada.

-A que sé que estabas deseando hablar de mi pene. -contestó él como si fuera obvio. -Todas las chicas quieren hablar de mi pene. -aseguró como si fuera algo tan cierto como la ley de la gravedad.

-¡No quiero hablar de tu pene! -medio gritó Kayla, haciendo que varios alumnos que estaban en el pasillo se girasen a verla confundidos. Ni siquiera les prestó atención, estaba más centrada en no lanzarse hacia Brendon...para estrangularlo.

-Pues para no querer hablar de mi pene, hablas bastante de él y bastante alto. -se burló Brendon con una ceja alzada y mirándola con superioridad.

-¡¡Uff!! ¡¡Te odio!! -gritó cerrando su taquilla y sin coger el libro de Francés.

Prefería que le echaran bronca a tener que aguantarlo un minuto más.

-.-.-.-.-.-.-.-

-¿Estás bien? -preguntó Jason nada más verla, se notaba que Kayla estaba alterada por algo.

-Solo me topé con un idiota. -le respondió ella aún algo furiosa, pero intentando calmarse.

-El mundo está plagado de idiotas. -sonrió Jason compresivo mientras la envolvía con sus cálidos brazos y la apretaba suavemente contra él.

Kayla suspiró contra su pecho. Dios, como amaba estar así, era tan relajante. Podría, fácilmente, quedarse dormida en sus brazos y no echaría en falta nada.

-Siempre puedo amenazar al que se metió contigo. -sugirió Jason acariciándole el pelo, Kayla se rio ante la sola idea.

Jason era un trozo de pan, jamás haría algo malo o se metería con alguien.

Ni siquiera podía imaginárselo.

-Ey. -protestó Jason "dolido" ante su risa-Soy fuerte, puedo amenazar a cualquiera. -aseguró con total convicción.

-Jay. -murmuró Kayla levantando su mirada hacia él y sonriendo. -Eres el chico más bueno y honesto que he conocido en toda mi vida, serías incapaz de hacer daño a un mosquito. -se rio mientras él le recogía con delicadeza un mechón de pelo detrás de la oreja.

-En eso te equivocas, cielo. -dijo dándole un pequeño beso en la nariz -Ayer maté uno con la zapatilla de mi madre. -y Kayla estalló en carcajadas y se apretó más contra él.

¿Cómo iba a querer dejar a un chico como él?

Era el novio ideal. Solo una loca no querría estar con él.

Beso de medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora