La jefa y la pasante (C.G!P)

9.6K 338 67
                                    



La respiración en mi espalda me hace cerrar mis ojos brevemente. Siento sus manos a mis costados, pero solo es la sensación de cercanía porque aún no las posa. Quiero dejar caer mi cartera negra de mis manos, pero a ella es a la que me aferro.

—Bueno señorita Jáuregui— mis ojos se abren de golpe. Ella está del otro lado del escritorio halando su silla para sentarse.

Una sonrisa ladeada, muy disimulada está en sus labios. Sobre todo cuando baja su mirada arrastrando un poco su silla hacia adelante.

"¡Mierda!"

— ¿Qué debemos hacer?— pregunto dejando la cartera a un lado tratando de no parecer la mujer necesitada que parecía hace unos breves minutos.

—En el último mes hemos estado recibiendo demandas de repuestos. No se trata de que los autos estén en mal estado. Sino que todo se debe a que nosotros estamos dejando en claro que podemos ayudar a modificar su auto, con accesorios directamente desde nuestra sucursal.

—Me parece interesante. Sobre todo porque se garantiza que los accesorios no serán de un material más genérico.

—En efecto, tiene usted toda la razón señorita Jáuregui. Además que eso sugiere un ingreso extra, ya que algunas partes de las cuales son creadas, son partes que han quedado de lado.

— ¿Y mi ayuda es necesaria sobre qué?— pregunto admirando su rostro moreno, sus labios y la cabellera castaña que caer en ondas.

—Usted es de contabilidad, y necesito que me asegure bajo estos criterios, si nos da una buena base la utilización de nuestros restos modificables para la formación de nuevos accesorios.

— ¿Qué tipo de accesorio?— sonríe mirándome brevemente. Niega y asiente sonriendo nuevamente mientras extiende un folio con todos lo que se necesita.

—Solo lo que esta subrayado en verde— asiento y son aprox. 20 accesorios. Solo en esta página.

El suspiro sale de mis labios asimilando que quizás, el día de hoy no estaré debajo de ella. Pero si esto me hace ser notada con más hincapié, entonces seré lo que ella necesita, su ayuda.


Cuatro horas después...


Extiendo mis brazos y arqueo un poco mi cuerpo en el sillón. Bostezo y limpio las pequeñas lagrimitas que quieren bajar por mis mejillas.

—Disculpe— suelto rápidamente con vergüenza cuando admiro a la señora Cabello mirándome fijamente, la observo negar con una sonrisa, baja su mirada un breve momento antes de girarse y anotar algo en la computadora.

Bajo mi mirada para buscar lo que ella estaba viendo, y grande es mi sorpresa cuando se notan mis pezones por sobre la blusa color naranja. Muerdo mi labio y estoy por continuar con mi trabajo aunque mis mejillas estén ruborizadas, hasta que su dulce voz se escucha.

— ¿Tienes hambre?— atiendo a su pregunta y asiento. — ¿Te apetece comer aquí o ir algún lugar?— ella se levanta de su puesto estirando un poco su cuerpo. Se gira y admira el ventanal y como la noche está a nuestra vista.

Admiro su cuerpo y recuerdo cada una de las fotografías que tengo en mi computadora.

Su cuerpo es tonificado, su espalda es ancha, es más alta que yo, solo un poco. Cuando se gira mi rostro está perdido en su cuerpo y con una sonrisa me saca de mi sueño. Espabilo.

— ¿Todo bien?— me inclina con ayuda de los apoya brazos de mi sillón. Asiento admirando la cercanía y observando como sus ojos marrones brillan. —Bien. Aun no respondes mi pregunta, niña— alza su ceja y aquí va otro par de bragas.

One Shots Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora