Prólogo

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-¡Que lento eres Dyl! - Gritó riendo Emily mientras la perseguía en el bosque.

-Callate mocosa. - Dije corriendo mas rápido.

Luego de la cena les preguntamos a mis padres si podíamos ir a caminar por el bosque que estaba cerca de el pueblo y una vez que llegamos, Emily mi hermana pequeña solo por dos años empezó a correr entre los arboles apostando que no podría alcanzarla, y yo nunca perdía una apuesta.

-¿Dónde estas Em? - Grité dando vueltas sobre donde estaba parado cuando la perdí de vista. - Vamos Emily sabes que te atrapare tardeo temprano.

Empecé a caminar entre los árboles buscando su cabello rubio igual que el de mi madre. Debía admitir que el parecido entre ellas era tan fascinante. Sus rasgos, sus acciones al hablar y esa sonrisa que lograría que robaras todos los caramelos del mundo para ser el causante de la misma. Desde ya tenia admitido que en un futuro no muy lejano tendría que dar un paliza a algunos niños.

Mi diversión se esfumo al escuchar un grito en alguna parte lejana provocando que me preocupara.

-¡Emily! - La llame alarmado esperando una respuesta de su parte.

Otro grito se volvió a escuchar en el silencioso bosque.

Desesperado,corrí rápidamente en dirección hacia donde creía que había provenido. Mis piernas habían empezado a pesarme pero quería encontrarla, a mi pequeña Emily. Si algo le pasaba, nunca me lo perdonaría.

-¡Dylan! - Un gritó desgarrador que reconocí como el de mi hermanase escucho cerca de donde me encontraba.

Deje de correr cuando me di cuenta que a mi alrededor los arboles habían desaparecido dejando la vista a un descampado con pastos altos, debía admitir que la situación me tenia bastante asustado, mi corazón no paraba de martillar contra mi pecho y en mi mente la palabra "PELIGRO"era gritada por mi parte consciente.

Ya había anochecido, la luz del sol fue reemplazada por el pequeño resplandor de la luna y sus compañeras las estrellas. Un movimiento entre los pastizales mi atención se centrara en aquel lugar y una cabellera rubia logro resaltar entre el pasto seco.

-¡Emily! - Corrí hacia allí sin importarme los pastos lastimando mis mejillas e ignorando los hilos de sangre que empezaban a caer por ellas.

Me detuve inclinándome levemente poniendo mis manos sobre mis rodillas.Tome aire a grandes bocanadas con un sentimiento de frustración comenzando a aflorar en mi. Se me estaba haciendo difícil respirar y un sudor frió hacia que la camiseta se pegara a mi cuerpo.

-¡Emily esto no es divertido! - Comenzaba a enojarme. Deseaba que esta no sea una de sus bromas de niña pequeña. Aunque una pequeña parte de mi anhelaba que así sea.

No recibí respuesta alguna.

Una gran figura paso rápidamente junto a mi logrando desconcertarme, luego otra y otra mas. Una parte de mi creyó que podría haber sido Emily,pero al seguir con mi mirada el camino que hacían las oscuras me di cuenta que no eran mi pequeña hermana. Eleve mi mirada, observando como seguían su camino por la pequeña subida por la que tuve que bajar para llegar aquí, y abrí mis ojos con pánico al darme cuenta que aquello no era humano. El rápido vistazo que pude obtener de cuatro patas y pelaje me alerto.

Lobos.

Pensé en seguirlos. Observe mientras corrían, sin reparar en mi presencia.Empezaron a perderse entre los árboles del bosque en que anteriormente había estado con Emily. E ignorando el miedo dentro de mi, los seguí. Corrían tan rápido que parecía que no tocaban el suelo, era como si el mismo ardiera y ellos trataran de no apoyar el suficiente tiempo para quemarse. Al llegar a una gran árbol que supera a cualquiera que lo rodeaba, los lobos se dieron vuelta al llegar a sus altas raíces y fijaron su vista en mi, como si estuvieran examinándome.

Eran tres, uno que tenía el pelaje gris con ojos salvajes, a el otro lado había uno con pelaje blanco que me miraba desafiante y en medio de estos uno con pelaje tan oscuro como la noche y con ojos claros.

El de piel gris y también el de blanco dejaron de mirarme y se dieron vuelta, caminando lentamente adentrándose en el bosque. Era como si tuvieran algo mas interesante que ver a un niño de doce años todo pálido y sangrando.

En cambio el de pelaje negro me miro fijamente, examinándome con ojos apenados e inclinó levemente la cabeza para abajo, como disculpándose. Algo en el me indio que era diferente a los otros dos,que no era desinteresado. No tenia aquel aspecto frío y distante,algo en su mirada era cálida. Pero eso no logro que dejara mi pequeño shock de lado. Por mas amable que pareciera, simplemente podía atacarme y acabar con mi vida. Aunque sentía que no lo haría por mas aunque debiera.

Sino supiera que los lobos son solo animales con un instinto salvaje,diría que estos tenían un leve aspecto humano en sus ojos. La idea de que fueran licantropos apareció por mi mente, pero eso seria ridículo dado que la licantropía es solo parte de cuentos de hadas. Ficción y nada mas. Y esto, era la vida real.

El lobo aparto sus ojos claros de mi y sin mas se dio vuelta caminando hacia el bosque sin observar detrás de si, a mi persona. Pareciera que no tolerara mas mi presencia, como si lo lastimara. Y al igual que sus otros dos acompañantes, me dejo allí. Asustado, confundido doy alarmado por mi hermana y aquel encuentro tan irreal.

Pero hay algo que no comprendía. Las preguntas comenzaron a surgir mientras seguía estático en mi lugar.

¿Porqué me miro como si estuviera apenado? ¿Y por qué me habría de pedir disculpas?


Al caer en cuenta de la realidad caí de rodillas sobre la tierra. Unas pequeñas gotas de lluvia comenzaron a bañarme pero no me importo porque caí en cuenta de lo que realmente estaba sucediendo. Emily ya no estaba. Y en este momento, anhele que no estuviera viviendo en un mundo lleno de realidades.

The Wolves (WESTERWOOD #1)Where stories live. Discover now