Capítulo 36

2.2K 196 9
                                    

Era como si un balde de pura decepción me hubiera caído encima.

Al fin, una chica me logró enamorar. Tenerme de una manera completa. Y resulta ser que había una pequeña posibilidad que tuvieranque ver con la desaparición de la luz de mis ojos. Comenzaba a creer que todo este tiempo se burló de mí, viendo como el chico al cual tiene en la palma de su mano sufre cada día por su pequeña hermana. Le di mi confianza a ciegas, sin dudarlo dos veces.

Me fue imposible apagar un poco de la furia que me consumía al llegar a su casa. Me sentia como un remolino de emociones y mi mano no lograba agarrar alguna a la cual aferrarse.

Salí de mi auto cerrando la puerta fuertemente intentando anunciar mi llegada. Al parecer funcionó, ya que no pasaron dos minutos y Geo estaba observandome desde la puerta con una gran sonrisa.

- ¡Dylan! Phoenix no me ha dicho que vendrias. - Hablo con un tono dulce.

Caminé lo mas rápido que la densa nieve me permitió. Una vez que llegué, la mirada que me dio fue tan amable que no pude evitar darle un abrazo cuando hizo un ademán de darmelo.

- Ha sido repentino. - Me separé de ella. - ¿Está aquí? - Miré de reojo sobre su hombro.

- Ven pasa. - Se hizo a un lado permitiendome entrar a la casa. - Está en su habitación, ve si quieres. Te llevaré algo caliente, estas helado.

Asentí susurrando un "gracias" por lo bajo y me encaminé hacia el pasillo donde estaban las habitaciones.

Sabía que la puerta frente a mi era la suya. Fue muy peculiar, la forma en como la noche anterior logré recordar algunas cosas de este año. Como la primera vez que vine aquí y ayudé a entrar a una Phoenix inconsciente bajo la tormenta. Mi cabeza dio una leve punzada ante el recuerdo. Pero era un dolor tan leve que era posible de aguantar.

Decidido, levante mi mano para tocar la puerta. En ese mismo instante, ésta se abrió dejando ver a un chico de piel morocha. Y por chico me refiero a Zane, quien me miraba con su usual despreció. Mi postura se tensó. Abrí mi boca para hablar pero por segunda vez en menos de cinco minitos, me ganó de antemano.

- Tu joven amado está aquí, Phoenix. - Y dicho eso se largó. No sin antes golpear su hombro contra el mio.

Apreté mis puños conteniendome de descargar mi ira contra él. No sería inteligente. Ya que Zane era una bestia mística y yo sólo un humano. Aunque hipotéticamente era un Ángel. Pero todavía no comprendía esa cosa de fuerza imprecionante y alas mas grandes que una casa.

- ¿Dylan? - Phoenix habló desde dentro de la habitación.

Negando con la cabeza y recordando las razones por las que vine, entré.

Su cuarto se encontraba vacío. Literalmente, sin contar las cajas de cartón que ocupaban una esquina. Todas las fotos, muebles y decoraciones ya no estaban allí.

Al mirarla, el corazón se me cayó a los pies. Una Phoenix con aspecto destruido tenía su atención sobre mi. Sus ojos estaban rojos al igual que su nariz. Su cabello castaño en un rodete desaliñado. Y la tristeza emanaba de ella como perfume.

- ¿Qué está sucediendo, Phoenix? - Pregunté confundido.

- Me voy. - Respondió en voz sumamente baja.

- ¿Te mudas a otro lugar? ¿O fuera de Westerwood?

Se quedó en silencio por unos minutos. La vacilación fue clara en su rostro.

- De Westerwood. - Contestó finalmente derrotada.

Sin motivo alguno, una carcajada seca y sin gracia salió de mi.

The Wolves (WESTERWOOD #1)Место, где живут истории. Откройте их для себя