Capítulo 23

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- Comienzo a creer que me has traído hasta aquí para asesinarme. - Solté luego de unos largos minutos de silencio.

Nos encontabamos en un lugar lejano del pueblo, hasta de toda sociedad. Desde aquí se podía admirar una gran vista panorámica de las casas en la lejanía,  acompañada del crecimiento del bosque a su paso. El sol estaba ocultándose, dándole un tono rosado a la escena y frente a mi se encontraba Phoenix. Tenía esa típica pose segura y observaba centímetro a centímetro la vista frente a ella, parecía atenta.

Una leve risa provino de su parte.

- Dylan, me llamas demasiado la atención como para matarte. - Dijo ella medio divertida observándome sobre su hombro.

Estaba sentado sobre el verde pasto, estaba comenzando a oscurecer y junto a eso un leve viento lo acompañaba avisando que una fresca noche se acercaba.

Al recapacitar sus palabras un escalofrío me recorrió la espalda, haciendo que me encogiera en la chaqueta. Esta chica realmente provocaba cosas extrañas en mi.

- ¿Tienes frío?  - Preguntó dándose vuelta. Negué la cabeza ya que las palabras seguro me fallarían. Soltó un suspiro. - Tenemos que hablar. - Sentenció acercándose hacia donde me encontraba.

- Pues eso creo. - Hablé con voz media seca.

El recuerdo de el beso de la noche anterior vino a mi cabeza, por mas que supiera que no era eso a lo que se refería. No pude evitar que mi ceño se frunciera al acordarme de como ella se separo de mí bruscamente al darse cuenta la observaba extrañado, parecía confundida lo que luego fue reemplazado por pánico. Sus únicas palabras fueron que al día siguiente la recogiera y que le inventara una escusa a mi madre para explicar por que esta noche no volvía a casa, después simplemente se fue rápidamente, como si el mismo diablo la persiguiera. Cosa que me dejo allí, perdido y sin comprender nada.

Phoenix se sentó frente a mi, a una distancia que parecía ser prudente como preparándose a correr si eso debía hacer.

- ¿Recuerdas esa noche en el bosque donde me dijiste que creíste ver lobos el día que tu hermana desapareció? - Preguntó cautelosamente con su mirada fija en mi,

- Creer, no. - La corregí sintiendo como mi piel se erizaba con la sola mención de Emily. - Sé lo que he visto. Eran lobos, tres a falta de uno.

Ella asintió levemente dándome la razón.

- ¿Qué dirías si te confieso que todo lo que crees irreal en realidad, existe? - Se inclinó un poco hacía mi dirección.

- Pues - Me encogí de hombros. -, pensaría que estás loca. ¿Pero quién soy yo para decirte aquello si todos creen que soy un maldito asesino que merece estar en un manicomio?

Una sonrisa de lado se formo en sus labios.

- Que se pudran, ya que si tu debes estar en un manicomio, yo tendría que estar sentenciada a muerte. - Se puso derecha, apoyando sus brazos a los costados tocando con sus manos el verde pasto. - Déjame decirte Dyl, que ellos son ciegos por no ver lo que tu ves.

- Lo tendré en cuenta la próxima, Phoe. - Bromee haciéndola reír nuevamente.

Debo admitir que el sonido de su risa me desconcertó, me hizo caer en cuenta que nunca había visto a Phoenix parecer tan joven. Siempre parecía tener mas de su edad.

- Dylan. - Me llamó dejando de reír observándome seriamente. - Te diré una verdad. - Declaró. - Todo es real. Aquellas cosas que crees fantasías, es cierto.

La respiración quedo atascada en mis pulmones.

- ¿Qué? - Creo que la incredulidad se reflejo en mi rostro.

The Wolves (WESTERWOOD #1)Where stories live. Discover now