7. En los altares rezados

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—Es una trampa—Calem rápidamente se estaba poniendo la armadura, echando algunas armas suyas en una bolsa, listo para irse mientras Alaris miraba la llave que esa niña le había dado—Si ella lo sabe, la vieja igual. Agrimor va a venir a descuartizarnos, ¡Vámonos!

—F-falta algo, mi instinto me dice que hay otra cosa... tengo que averiguar más.

—¡Maldita sea! ¡¿Quieres morir?!

—Tú me metiste en esto—recriminó mirándolo mal.

—No quiero seguir. Si nos esperara una muerte rápida, aceptaría, pero ya viste lo enfermo que está el infeliz. Vámonos, busquemos a tu familia...o te dejo en paz, como quieras, pero solo vámonos.

—No puedo—él suspiró mirando al suelo. Alaris aprovechó para plantarse frente a él y levantó el rostro de Calem con ambas manos para darle un beso manipulador, porque había notado que él cada vez que podía miraba su boca.

La de Calem seguía suave, la hizo estremecer, querer más. Dolía cuando sus labios se acariciaban con suavidad. Cuando Calem me toca, siento que soy especial para él, cada movimiento, su lengua rozando mis dientes... me dice que le gusto.

No.

Es un buen mentiroso.

Yo también puedo.

Ella tuvo la fuerza para decirle contra la boca:

—Quédate conmigo.

El rostro de él se relajó con deseo y paz. Calem era tan contradictorio y extraño. Alaris, se mantuvo como la guerrera, no la mujer. Era un negocio.

—Me quedo—respondió él como si nada, dejando a Alaris pasmada.

—¿Qué te dijeron en la reunión?

—Resdan se marchó iracundo hace un momento—Calem le acarició el contorno del rostro—. Ya sé por qué nos traicionaron. Ruslan entregó nuestro reino a cambio de que Agrimor no conquistara Mita.

—Así que desde el principio no confió en que ganaríamos—concluyó. Calem asintió—, y por eso nos vendió.

—Pero hoy Agrimor dijo que lamenta el malentendido, y que mejor Mita vaya preparando sus tropas, porque les hará lo mismo que a la familia real Velzar. Ruslan es el siguiente en caer.

Ella casi se ríe.

—Qué buena noticia—hasta que pensó en la gente inocente de ese reino. Suspiró—. Acabemos con esto y nos vamos.

—Hay que provocar un distractor, para que puedas matar a Zadarah.

Ambos sonrieron en complicidad.

Con Calem en los jardines del palacio, disfrazado y provocando un incendio con la misma marca que Beata había dejado antes, Alaris se escabulló en sentido contrario y entre las personas que corrían con agua hacia el incendio. Allí mismo tendría que llegar Agrimor y las brujas, no podrían saber que Alaris mataría a la reina.

Corrió escalones abajo, cruzó pasajes, puertas y finalmente llegó al pasillo, la puerta no estaba resguardada por nadie, pero tenía un candado. Esa era la puerta que la niña bruja le dijo.

Abrió usando la llave, con espada en mano y dentadura apretada, lista para ser atacada, para lo peor.

Acabaría con la madre de Beata, o caería en una embocada y mataría a cuántos pudiera.

Abrió de una patada y entró lista... no...

Hubiera preferido la emboscada.

El recinto oscuro ya no era una habitación de huéspedes.

Hecha De Sangre Y FuegoWhere stories live. Discover now