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Antes de que Ain se graduara, pudo conseguir un teléfono celular viejo que ofrecerle permanentemente a Naito. Con esto era más que seguro que podría llamar y enviar mensajes de texto con completa confianza ya que era un teléfono que Ain consiguió con un extranjero. No se preocupaba por ser rastreado y sumado a esto, ¡Naito no se había sentido amenazado por su padre en todo este tiempo! Solo iba a la escuela para lo más básico, se reunía con algún grupo pequeño en la cafetería e incluso había dejado atrás sus clases extracurriculares. La universidad no era el objetivo principal en ese momento así que no había ninguna razón para obsesionarse con estudiar más de la cuenta. Naito, que estaba casi confinado en su casa, le dijo a su padre que si este era su plan entonces le ofreciera un terreno para montar a caballo y un espacio adicional para hacer ejercicio. Fue maravilloso porque, sin más, les dio una casa entera a centímetros de la mansión. La casa fue remodelada desde cero porque parecía haber sido abandonada desde hace mucho tiempo. Tenía un enorme jardín, había una piscina, un gimnasio, la sala de juegos y la cocina en el primer piso. Luego, una habitación le fue entregada a forma de dormitorio en el segundo ¡Y era toda la planta! Así que Naito estaba preocupado por el espacio. Es decir, incluso en la casa donde vivía con su padre, el dormitorio era exagerado y eso le hacía sentir algo inquieto. ¿Qué va a hacer ahora que tiene su propia casa dentro de su habitación? 

"¿Te gusta eso?" 

Su padre le preguntó esto mientras le mostraba a detalle el amplio terreno que tenía para montar. Había decidido quedarse detrás de él y colocar ambos brazos alrededor de su cadera mientras tanto así que, a pesar de que era la postura que solía realizar a menudo, Naito, sintiéndose particularmente incómodo, se dio la vuelta y quitó los brazos de su padre utilizando las dos manos. Naito se volvió hacía papá y valientemente decidió tomar su palma. Eran unos dedos adultos, grandes y varoniles. Parecía muy diferente a lo que recordaba cuando era joven. Su padre era grande, exagerado y ruidoso. Todo a su alrededor era de esa manera. Y parecía resultarle muy extraño ver a Naito sosteniendo su mano tan casualmente así que, como él, miró en su dirección. El color morado en sus ojos iba subiendo gradualmente de nivel hasta que terminó por brillar en la luz del sol. Su sonrisa era hermosa y su agarre comenzó a apretarse hasta que la mano blanca del hijo no pudo moverse ni otro centímetro más... 

"Sí me gusta. Gracias, padre." 

El padre entonces extendió el brazo y tocó la mejilla de su hijo bastante tiernamente. Su rostro era pequeño así que pronto pareció tenerlo todo entre sus manos... Tiene 20 años, pero una cara ovalada que le hacía parecer muchísimo más joven que eso. El padre abrió la boca y preguntó: 

"¿Qué estás planeando?" 

La voz de papá era suave y dulce, pero parecía ser increíblemente venenosa también.

 "¿De qué hablas?"

 Naito preguntó con una mirada inocente, pretendiendo no saber nada de lo que decía. Padre estaba jugando otra vez con la mejilla de Naito. Lo acarició lentamente de abajo para arriba mientras sonreía, como lo haría un papá ordinario y cariñoso o el orgulloso dueño de un gato: 

"Entonces está bien. Siéntete libre de hacer lo que quieras aquí. Compra cosas con el dinero que te doy, toma la comida que te ofrezco y vive tranquilamente tanto como te sea posible. Porque esta casa es para eso".

 Naito quería salir de su control. Trató de quitar nuevamente su mano, pero antes incluso de comenzar a forcejear, padre le dio un último toque a su rostro y luego lo tomo de tal manera que no pudo mirar hacia abajo ni ver a su costado. Lo único en su campo de visión, era su padre. La boca de su padre, sus ojos. Lo miró, soltó todo el aire... Los labios de su padre ahora estaban tocando los suyos. Era una sensación similar que tener un bichito caminado por su piel, le estaba haciendo cosquillas... 

Una noche solo para dosWhere stories live. Discover now