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Rayan se paró frente a la cama donde Naito estaba durmiendo como si estuviera muerto. Se veía tan sudado que el cabello negro lo tenía completamente esparcido sobre la sábana blanca. Su piel expuesta parecía lechosa y dulce como crema fresca y sus labios lucían igual a si tuviese rubor. Rayan pasó su dedo por la parte de atrás de su cuello. Los músculos envueltos alrededor de su piel eran atractivos y a medida que descendía cada vez más, sentía sus articulaciones definidas y unos huesos duros e increíblemente estables. Su cuerpo podía estar menos grueso que antes, pero sus músculos aún se movían con bastante vitalidad. Seguramente había quedado debilitado como consecuencia del encierro, así que lo único que podía agradecerle a su padre, era esto: Naito estaba débil y no podía rebelarse adecuadamente contra él. Si hubiera sido el Naito de antes de ser encarcelado, Rayan no lo habría detenido ni en un millón de años.

Rayan, con una sonrisa torcida alrededor de su boca, comenzó a acariciar el trasero de Naito. Loextendió hasta conseguir que quedara muy abierto y luego colocó un dedo entre el orificiohinchado y el semen blanquecino que bajaba por su ingle. Las marcas de hematomas eran visibles desde todos direcciones, como un espectáculo terrible. Sin embargo, Rayan estaba fascinado con la imagen. Quería entrar nuevamente en ese agujero que apretaba su pene, agarrar el cuello de Naito y aplastar el ano que se había abierto bajo su poder. Su rostro, que estaba en el frío de la pequeña casa, se enrojecía de placer y los bordes de sus ojos se distorsionaban cuando lo pintaba en sus pupilas. Quería ver sus lágrimas fluyendo de nuevo. Escucharlo, pedir por él...Rayan dejó la pastilla para dormir, que tenía como un salvavidas, en su buró. Naito, fingiendoestar inconsciente, miró a Rayan, acariciar su entrepierna, meter los dedos en su ano y entonces,muy lentamente, de verdad muy lentamente, miró a su alrededor y planeó su próximo movimiento...Lo único que podía ver era un soporte junto a la cama y un par de cajas que tenían ropa sindesempacar. Naito extendió los brazos, extendió sus dedos, agarró el soporte y golpeó la cabeza de Rayan sin dudarlo y con toda la fuerza que podía almacenar en su muñeca. El sonido de cristales rotos se extendió desde arriba y terminó por acabar esparciéndose en todas direcciones.

"¿Qué...?"

Rayan levantó la cabeza, haciendo un sonido estúpido con la punta de su lengua cuando se quejó. Su cabello rubio, que era más brillante que la luz del sol al mediodía, se había pintado de sangre y luego esta misma sangre atravesó su rostro pálido hasta comenzar a manchar la sábana con gotas inmensas. A Naito le había dolido el corazón mientras lo veía, pero también podía decir que ya había tomado una decisión final. Si de todos modos ya había arruinado a Rayan, entonces estaba bien convertirse en un villano y derrotarlo. ¡Lo iba a hacer caer! Esa era la mejor manera de sortear esta situación y lograr que Rayan volviera a los brazos de su padre, en la capital.


Naito rodó apresuradamente de la cama. Su cuerpo palpitaba, dolía y se tambaleaba pero estaba todavía más convencido de que tenía que salir ahora que Rayan parecía no poder moverse. El hombre miró hacia atrás por un momento y luego se agarró la cabeza ensangrentada como si todavía no comprendiera a ciencia cierta lo que acababa de pasar. ¡No podía despertarse! Naito dejó a Rayan, tan confundido como estaba, y salió de la habitación de un modo increíblemente desesperado. Su cuerpo se agitó, se sentía como si pudiera caer al suelo en cualquier momento así que colocó sus manos en sus rodillas y levantó la cintura para intentar tomar un segundo aire. No podía respirar. Era demasiado difícil darle fuerza a su espalda porque lo había maltratado durante mucho tiempo, así que al menos intentó llegar hasta el sofá de la pequeña sala... Naito se acercó cojeando y vio un teléfono celular sobre la mesa de café. Era un teléfono anticuado que necesitaba mucho esfuerzo al momento de oprimir las teclas, pero que funcionaba muy bien para las cosas básicas. Naito, quien temblaba, miró la pantalla de bloqueo y presionó el número de 4 dígitos que Rayan y él utilizaban para todas sus cuentas personales. Una combinación de su cumpleaños y el cumpleaños de Rayan. Cuando se desbloqueó, su corazón, las yemas de sus dedos y su cabeza comenzaron a sentirse increíblemente revueltos. Recordó a Rayan, que había sido golpeado por él, y entonces su mano se movió más rápido que al inicio para lograr presionar el número de su padre...

Una noche solo para dosWhere stories live. Discover now