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Cuando supo que su padre se había ido con Alto, las emociones indescriptibles se desvanecieron de su alma. En primer lugar, cuando su cuerpo se alejó del suyo, su mente se sintió increíblemente cómoda y Naito pensó que era como cualquier joven de su edad en un ordinario día cualquiera. Desayunó, fue a la escuela y después, pensaba ir a casa con Rayan y quedarse con él.

Dado que la graduación estaba a la vuelta de la esquina, parecía estarle tomando bastante de su esfuerzo prestar atención a sus estudios. No, podía decir honestamente que el tiempo restante se lo dedicaba por completo a sus planes... Y a sus absurdos juegos de vídeo durante los tiempos libres, tal vez. Cuando su cerebro se complicaba y parecía que ya no podía respirar, nada era más bueno y relajante para él que jugar durante horas así que, ahora que finalmente parecía haber logrado pasar el último nivel, la frase de Game over terminó apareciendo en toda la pantalla. Música y aplausos grabados.

Miró al techo mientras murmuraba la palabra "Fin" en silencio. Sí, esta vida con su padre tenía que terminar algún día, y era él quien bajaría la cortina llamada "Game over".

"¿Qué crees tú?"

La voz pegajosa en sus oídos se escuchaba tan fuerte y real que la ilusión de que su padre estaba todavía en casa parecía casi un hecho. Escuchó atentamente, pero era obvio que no podía ser así. Naito se tocó la oreja. ¿Es una ilusión? Y luego, escuchó zapatos chirriantes. El sonido de pisadas golpeando el suelo. Tap, tap, tap... Los zapatos se detuvieron en un punto de su puerta así que Naito se agarró el pecho palpitante y miró hacia atrás. ¿Ya había llegado su padre? ¿Tan pronto?

Naito, quien todavía no parecía comprender por completo la situación, vio la puerta abrirse muy lentamente y entonces, la respiración se le murió en la garganta tan rápido que pensó que se iba a desmayar. Sin embargo, en lugar de su padre, Rayan, vestido con un traje recto, apareció de pie en su campo de visión. Dijo:

"Naito".

No era una ilusión.

Rayan dio un paso adelante, cantando "Naito" una y otra vez con una voz increíblemente amistosa.

"¿Rayan?"

Naito lo llamó por su nombre y se acercó con cuidado hasta llegar junto a él. Rayan sonrió, y levantó la mano como si quisiera tocarlo de inmediato... Cuando su padre extendía la mano fuera del auto, vacilaba y lo sostenía de mala gana, pero ahora parece hacerlo a un ritmo acelerado... Contor estaba allí, detrás de la espalda de Rayan como si fuera el maldito sol de principios de verano. No lo había notado en un inicio porque estaba distraído por la apariencia brillante de su novio así que, Naito, estaba avergonzado por lo que le había visto hacer.

Mientras miraba a Contor, el hombre abrió la boca con un rostro franco y dijo: "El hijo del duque de Jodric vino porque sabía que el joven Naito estaba enfermo. El presidente dijo que estaría bien que estuvieras con un amigo, así que lo permitió."

"¿Realmente lo hizo? Pensé que todo era gracias a mi familia."

Rayan, como el hijo del duque, preguntó a Contor con una voz grave y pausada que reflejaba mucha dignidad. Contor asintió, no dijo nada y dio un paso atrás para darles espacio. Naito, más entusiasmado que nunca, agarró la muñeca de Rayan y lo llevó hasta su dormitorio de inmediato. Incluso antes de pensar correctamente en lo que hacía. Tan pronto como se cerraron las puertas, Rayan abrazó a Naito y lo besó apresuradamente mientras las lágrimas salían como si fueran una cascada. Era el primer encuentro que tenía con Rayan desde lo ocurrido en la fiesta, ya que no habían logrado encontrarse por la vigilancia tan extrema que le habían puesto encima. Era todo un placer tenerlo tan de repente entre sus brazos y evidentemente, estaba muy feliz y más que orgulloso por esto. Naito, temblando, tocó el rostro de Rayan con la mano y él se rio ante lo cuidadoso que estaba siendo. Naito también se rio, porque la sonrisa de Rayan siempre lograra aliviarle la mente.

Una noche solo para dosWhere stories live. Discover now