𝕋𝕣𝕖𝕚𝕟𝕥𝕒 𝕪 𝕦𝕟𝕠

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Capítulo 31
Inoportuno

Justo cuando TaeHyung tenía sus planes para esa noche y justo cuando había comenzado a arreglarse para esperar a Diana, un ligero mareo lo atacó, se había sostenido de la pared sintiendo que algo se deslizaba por su nariz, no tuvo siquiera posibilidad de asustarse, estaba sangrando de la nariz y en cuestión de segundos se había desmayado. Abrió sus ojos encontrándose en la habitación del hospital, el joven pintor se sentía muy débil.

— ¿TaeHyung? —escuchó la voz de JungKook junto a su cama. Tae suspiró teniendo náuseas—Tus padres se encuentran hablando con el doctor—hace muchos años que no se sentía así de mal.

—No puedo levantarme—susurró con voz ronca.

—Dijeron que la fiebre bajaría en unos minutos.

—HyeJin, ¿Dónde está? —ante la pregunta, JungKook tomó una bocanada de aire negando con la cabeza.

—He intentado llamarla y no responde.

— ¿Dónde está mi teléfono?, yo la llamaré...

—No, yo me ocuparé de eso y tú descansarás.

—Dime algo, ¿Qué tan mal estoy?

El asistente pensó en mentirle incluso cuando ya podía deducir la verdad. Los labios de Tae se veían pálidos como su rostro, estaba sudando frío y por la expresión del doctor cuando apareció, no había buenas noticias. Los señores Kim entraron a la habitación en ese momento, TaeHyung los vio acercarse a la cama con rostros serios, el doctor los acompañaba.

— ¿Cómo se siente, joven Kim?

—Terrible—confesó— ¿Qué tan malo es, doctor?

—Según los exámenes que hicimos apenas llegó...—suspiró con sus manos en su bata blanca. Era un hombre de la edad de su padre—Ha sufrido una recaída, tal como se esperaba.

El miedo intentó apoderarse de él, no podía permitirse empeorar, mucho menos cuando Diana y él estaban en un buen momento de la relación. Mucho menos cuando ambos sentían lo mismo.

—Haga lo que deba hacer para que vuelva a estar bien—pidió.

—Así será, no se preocupe. Iniciaremos el tratamiento lo más pronto posible—hizo una reverencia antes de retirarse.

—Tuviste mucha suerte todo este tiempo—su madre tomó asiento en la silla junto a la cama— ¿Por qué no descansas?, tu fiebre sigue activa.

—JungKook, llama a HyeJin y avísame si la contactas.

—Sí, señor—se retiró de la habitación.

— ¿Tu esposa no debería acompañarte ahora? —insinuó su padre.

—Si van a criticarla prefiero quedarme solo.

—No te dejaremos así—la señora Kim apartó los mechones de su frente tomando su mano.

—Entonces no digan nada.

— ¿Estuviste sintiéndote mal estos días?

—No—cerró sus ojos teniendo náuseas. Quería moverse, pero su cuerpo dolía para hacerlo. JungKook intentaba comunicarse al número de Diana sin tener éxito, era inusual que ella no respondiera.

Entonces el bolsillo de su abrigo vibró, el teléfono de TaeHyung estaba ahí, un mensaje había llegado con algunas fotos, JungKook abrió sus ojos como platos al ver a Diana en ellas.

La habían secuestrado.

▪︎▪︎▪︎

Las muñecas se encontraban atadas con una soga. Diana se mantenía muy quieta sentada en aquel suelo de arena de aquella fábrica abandonada, dos de los matones había hecho una fogata con algunos palos de madera, la castaña sentía su corazón latir con fuerza en su pecho, siempre había visto ese tipo de escenas en películas o series, pero era muy diferente cuando uno mismo se encontraba siendo el protagonista. El hombre que se suponía había sido el conductor del taxi tenía una botella de alcohol en su mano, acercó una silla vieja tomando asiento frente a Diana quien le mantuvo la mirada muriendo de miedo por dentro.

—Eres Im HyeJin, la esposa secreta del famoso pintor Kim TaeHyung, ¿No es así, señorita Kim? —el tipo era delgado con un tatuaje sobresaliendo del cuello de su camisa.

— ¿Cómo...sabe eso?

—Hemos estado vigilándola desde hace un tiempo—otro de los matones le entregó una caja de cigarrillos con un encendedor. El hombre lo encendió llevándolo a su boca— ¿Quiere un poco? —ella negó con la cabeza.

—Supongo que quieren dinero, ¿No?

—Es muy inteligente, señorita Kim—dio otra calada al cigarro. Su cabello oscuro se veía grasoso—Ya enviamos algunas fotos al teléfono de su esposo, esperamos su respuesta para poder soltarla—una sonrisa maliciosa apareció en sus labios mientras exhalaba el humo del cigarro— ¿Qué tanto la ama su esposo?

—Mucho.

—Entonces no debe tener miedo, nadie saldrá herido a menos que él pague.

— ¿Cuánto están pidiendo por mi rescate?

—Cuarenta mil millones de wones. Pienso que es muy poco pero no quiero ser avaricioso—se burló de sí mismo.

—Lo pagará, mi esposo lo hará—asintió.

—No parece muy segura de ello.

Diana guardó silencio, no dudaba de TaeHyung, sólo tenía miedo de encontrarse en esa situación, sabía que Tae era capaz de pagar cualquier cosa por salvarla. Además de él, su madre y su hermano aparecieron en su mente.

— ¿Sigue sin responder? —preguntó el hombre del cigarro al grandulón que la durmió con el pañuelo.

—Sin respuesta.

— ¿Hace cuánto le escribiste?

—Veinte minutos.

—Se ha pasado el límite, debemos darle motivación—se levantó de la silla—Algunos moretones no estarían mal.

Diana abrió sus ojos como platos, retrocedió en el suelo cuando el grandulón fue hacia ella, el impacto llegó justo a su rostro haciéndola ver estrellas, su mejilla derecha dolió terrible y sintió un sabor a metal en cuanto su labio inferior se rompió. Una fuerte patada sintió en el estómago poniéndola en desventaja, los golpes siguientes fueron más enfocados en su rostro.

—Suficiente.

Los golpes se detuvieron, Diana escupió la sangre al suelo, su ojo derecho apenas podía abrirlo, el sabor en su boca de su propia sangre le hizo escupir dos veces más. El abusador levantó su rostro jalando de su cabello permitiendo que tomaran una foto de aquel espectáculo, la castaña no sabía que habían tomado un vídeo de la paliza, cuando la soltó se quedó acostada en el suelo de arena, el dolor comenzó a adormecerla dejándola inconsciente.

 El abusador levantó su rostro jalando de su cabello permitiendo que tomaran una foto de aquel espectáculo, la castaña no sabía que habían tomado un vídeo de la paliza, cuando la soltó se quedó acostada en el suelo de arena, el dolor comenzó a ado...

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Interés Mutuo • KTH (COMPLETA)Where stories live. Discover now