Nuestra Noche.

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Aún a la media noche, las explosiones provocadas por los fuegos artificiales se podían escuchar, de igual manera las risas y los gritos de las personas que festejaban alegremente en la ciudad de Yang.

Bajo el decreto del emperador, el imperio tendría 3 días de festejos por la boda real. Con esto el palacio demostraba el regocijo que sentía ante aquella unión.

Mientras los ciudadanos, tanto plebeyos como altos funcionarios, celebraban y disfrutaban del añegre ambiente. Solo en una sección del palacio el aire que se respiraba era tenso al igual que los ánimos.

Desde sus aposentos la joven emperatriz observaba como el cielo se iluminaba con aquellas distintas rafagas de coloridas luces. La música que se escucha a lo lejos, al igual que las risas, la remontaron al pasado.

Aquello era tan similar al tiempo en que había entrado al palacio como emperatriz. De esa misma forma todos festejaron su unión y vitorearon su nombre, todos se inclinaban con una sonrisa recibiendo a la emperatriz y le deseaban buenos deseos.

La misma situación, el mismo ambiente, incluso el mismo clima, fresco y calmado. Un cielo lleno de estrellas y una noche oscura siendo iluminada por cientos de brillantes colores en el cielo.

Todo era tan similar que incluso parecía un Deja Vu pero está vez quien esperaba en la recamara nupcial no era ella sino un bello omega, la persona que compartía un destino con su emperador.

- ¿No cree que sería mejor ir a descansar?.- La joven doncella veía con tristeza a su ama.

- Solo quiero tomar un poco de aire fresco.- Una sonrisa teñida de tristeza se dibujó en sus labios.- También quiero admirar los fuegos artificiales.

- Su majestad...- Jugó con sus manos.- El emperador no vino esta noche.

- Es su noche de bodas.- Suspiró para luego esbozar otra sonrisa.- No tiene motivos para estar aquí.

- El joven príncipe fue llevado a sus aposentos luego de la boda real. Estaba agotado.

- Bien.- Asintió.

- Parece que lo ha tomado bien.

- Me encargué de hablar con él. Le dejé en claro que sin importar qué, su padre siempre lo amará.

- Es bueno.- Asintió.- Yo también lo pienso así. Su majestad ama con locura al príncipe.

- Tienes razón.- Suspiró.- Además no quiero que nuestro hijo quede atrapado en esto, mucho menos que guarde rencor hacia su padre.

- Eso habla muy bien de usted como madre.- Sonrió.- Emperatriz...- Borró su sonrisa.- Sobre el decreto de su majestad sobre ese omega.

- Xiang'er.- Se giró y la observó con una expresión seria.- Se trata del segundo esposo de tu emperador, a quien nombró como su Rey Consorte. Jamás te vuelvas a referir hacia él de esa forma tan irrespetuosa.

- Lo siento.- Hizo una reverencia.- Es solo que aún me siento triste porque de no haber aparecido, usted y mi emperador seguirían siendo felices.

- Puede que tengas razón.- Bajó su mirada a su anillo de jade y luego lo frotó.- Hubiéramos podido seguir siendo felices...- Suspiró.- Pero contra el destino no se puede luchar.

- ¿Piensa quedarse de brazos cruzados? ¿Piensa dejarlo salirse con la suya?

- Soy la emperatriz de Yang.- La interrumpió.- Y no sólo eso, soy la primera esposa del emperador. Él confio en mi, en mi juicio y mi buen comportamiento. No pienso dar un espectáculo de mujer despechada, no pienso ser la comidilla de los demás.- Sus ojos se llenaron de lágrimas.- Además...el emperador dijo que jamás de dejaría de lado...y yo le creo.

Yizhan.Where stories live. Discover now