Una Peonia Oscura.

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- ¿En verdad irá a visitar a sus hermanos?.- El joven observaba a su maestro desde la distancia.

- ¿No fui muy claro en ello?.- Lo miró con seriedad.

- Su abuela y su tío me encargaron recordarle que no puede desviar su atención de su objetivo.

- ¿Acaso lo estoy haciendo?.- Preguntó con cierto fastidio.

- Solo lo dije porque pienso que sus hermanos...

- A mis hermanos no los metas en esto.- Avanzó hacia el joven quien inmediatamente bajó la cabeza.- Una cosa son mis asuntos con mi padre y su omega...otra muy diferente es mi relación con mis hermanos.

- Se que en realidad los estima...- Dudó en seguir hablando.

- Si lo sabes, entonces no digas tonterías.

- Perdone lo que le diré Su Alteza pero...¿No ha pensado en las consecuencias que traerán sus actos? ¿No ha pensado en cómo reaccionaran sus hermanos cuando lleve a cabo su plan? Sin dudas se convertirán en sus enemigos. ¿Cree que dejen pasar el hecho de que lastimó a sus padres? Yo creo que...- Se quejó al sentir como el joven alfa lo tomaba por el pelo.

- Lo voy a decir una sola vez.- Emitió un gruñido.- Nadie toca a mis hermanos. ¿Entendido?

- Si...- Gimió de dolor al sentir como la parte trasera de su nuca era oprimida.- Lo siento.

- Buen chico.- Palmeo su mejilla.- Sigue siendo mi perro fiel y no quieras cruzar la línea.- Sacó su lengua y lamio los entreabiertos labios del joven.- Ahora largate.- Lo empujó.- Iré a cambiar mis ropas, iremos a visitar a mis hermanos.

Muchos dicen que con el tiempo las personas pueden cambiar. Que con el paso de este el ser humano empieza a adoptar comportamientos, conductas e incluso costumbres diferentes.

Se moldea a los cambios, evoluciona y crece. Muchas veces aunque éstos cambios lleguen, hay cosas que se mantienen intactas como la esencia misma.

Pero hay otras veces que incluso la esencia cambia o desaparece por completo y esto fue lo que ocurrió con él primer príncipe de Yang y el primogénito del gran imperio.

Mu Da había crecido, evolucionado y con ello vinieron muchos cambios. Se había vuelto uno de los hombres más valientes y fieros del ejército imperial de Yang, no sólo eso, era astuto y sumamente inteligente.

El pequeño príncipe que una vez corría por los pasillos del palacio mientras era perseguido por sus cuidadores, el mismo que disfrutaba de realizar una que otra travesura, ahora se había vuelto un hombre serio, frío y calculador.

El campo de batalla, la vida dura lejos de la comodidad del palacio y algunas cosas más lograron endurecer a quien alguna vez fue conocido como la más bella y tierna peonia del palacio.

El príncipe heredero de Yang era reconocido por ser uno de los mejores soldados de su imperio. Su ferocidad y su imponencia eran únicas.

Al igual que su padre se destacaba entre los demás como el gran alfa dominante que era pero no sólo era conocido por sus logros y valentía, también lo era por su particular gusto hacía los alfas.

Era un alfa que disfrutaba de otros alfas y esto era algo que no le molestaba ocultar. Siempre que sus ojos se posaban en un alfa que fuera de su total agrado, no descansaria hasta traerlo a su lado, así como lo hizo con aquel a quien consideraba su mano derecha.

Sabía que por ley debía desposar a un omega y procrear junto a quien fuera su pareja, esto no le importaba. Estaba dispuesto a hacerlo, sobre todo cuando tenía claro que algún día se sentaría en el trono.

Yizhan.Where stories live. Discover now