Cautiverio.

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El alfa observaba en silencio a su omega quien yacía recostado sobre su cama con la mirada perdida. Sus ojos estaban enrojecidos e hinchados, su nariz al igual que pómulos y labios tenían la misma tonalidad rojiza, en otro tipo de circunstancias hubiera incluso halagado aquella imagen pero en aquel momento el ambiente no era el adecuado.

Han transcurrido 3 horas desde que su compañero despertó y se han cumplido sólo unos quince minutos desde que su llanto y sus gritos cesaron. Ahora se encuentran sólo ellos dos dentro de aquella silenciosa habitación, un alfa preocupado y un omega adolorido, al igual que enojado.

- Zhan...- Suspiró cuando este cerró los ojos en un intento de ignorarlo.- No podemos hacer esto, no está bien.

-.....- Trató de girarse pero el alfa se lo impidió tomándolo de sus hombros.

- ¿Me vas a ignorar?.- Su expresión estaba llena de agravios.- ¿Ni siquiera te importa como me sienta justo ahora? ¿No te importa lo angustiado que estuve mientras estuviste inconsciente?

- Si me importa.- Abrió sus ojos.- Créame que me importa pero justo ahora estoy muy molesto.

- Zhan...- Suspiró.- Te estoy reteniendo por tu seguridad y la de nuestro bebé. Sabes lo mucho que esperábamos esto, no puedo permitir que se lastimen.

- Y yo no puedo permitir que mi persona se encuentre enfrentando peligros.- Sus ojos se llenaron de lágrimas.- Ni siquiera se si está lastimado o si...- Se mordió el labio.

- Te dije que haré todo lo posible por encontrarlo.

- Mejor enfoquese en encontrar a la persona que hizo esto, yo buscaré a Shaham.

- No seas terco Zhan.

- No, quien no debería de ser terco es usted. Ya me conoce, sabe que detesto que me quieran limitar...incluso cuando se trata de mi bienestar. No soy un estúpido, mucho menos un cobarde, se cuidarme perfectamente. Si yo puedo cuidarme sin problemas, entonces puede imaginar como cuidaré de él.- Llevó su mano a su pequeño vientre.- Jamás lo pondría en peligro, es el producto de nuestro amor pero tampoco pienso quedarme quieto cuando Shaham está por ahí quien sabe donde. No conoce estas tierras, es un extraño lejos de su casa.- Su voz se quebró.- El muy tonto aún necesita aprender algunas cosas, si que queda allá fuera él...

- De acuerdo.- Lo recostó.- No puedo hacer nada contra ti, no puedo vencerte.- Recostó su cabeza del pecho de su omega.- Podrás ir en su busca pero solo cuando mejores.

- Yibo...

- Ya lo dije.- Levantó la cabeza y lo vio a los ojos.- Solo iras cuando mejores, esta es una orden de tu emperador y debes acatarla.

-....- Se mordió el labio con enojo.

- Ahora te dejaré dormir.- Se acercó y besó su frente.- Yo debo resolver algunos asuntos, más tarde volveré.

- No le voy a perdonar que me quiera encerrar.- Se giró dándole la espalda.

- Jamás te encerraria amor mío.- Se levantó de su sitio y camino hacia la salida.- Solo quiero que descanses y mejores, luego podrás hacerlo lo que desees, tal y como el alma libre que eres.

El alfa se marchó dejando a su omega con los ojos enrojecidos y llenos de lágrimas a causa del enojo y la tristeza. Lo que había dicho era muy cierto, jamás lo encerraria, nunca le privaria de su libertad y mucho menos le impondría algo.

Su único deseo era que sanara su cuerpo correctamente y que cuidara de pequeña criatura que llevaba en su vientre. Aunque por alguna razón se sintió un tanto molesto por la insistencia de su omega y por la desesperación que este presentaba hacía aquel alfa Persa, pudo entenderlo a la perfección.

Yizhan.Where stories live. Discover now