Una Vida Pacífica.

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Por los jardines del palacio del sur un par de omegas caminaba lentamente por el pequeño camino que conducía a un pequeño bosque de cerezos. Él con un porte elegante y distinguido, destilando hermosura, ella de pasos lentos pero refinados al igual que cada uno de sus gestos, de gran belleza y mirada gentil.

Parecían dos personas las cuales a pesar de estar en diferentes extremos de la línea, podían tener más similitud de la que muchos imaginaban. Ambos llevaban un buen rato caminando en silencio, observando las distintas flores que embellecian aquel palacio, flores que habían sido plantadas por la misma emperatriz.

Cuando se internaron en el pequeño bosque de cerezos, la emperatriz finalmente detuvo sus pasos. Elevó su mirada hacia el árbol que tenía en frente y suspiró, su mirada era serena pero también reflejaba tristeza.

- Siempre que quiero estar a solas vengo aquí.- LianHua seguía observando las hojas del cerezo moverse con la brisa.

- Es un lugar muy lindo.- Miró a su alrededor.

- Estos árboles fueron plantados por el abuelo del emperador.- Sonrió con suavidad.- A su esposa, la emperatriz le gustaban los cerezos.

La emperatriz se sorprendió cuando en un movimiento repentino la persona que estaba a su lado colocó nuevamente su rodilla sobre el suelo y cabizbajo recitó las siguientes palabras.

- Lo siento su majestad.

- ¿Que haces?.- Lo tomó de los hombros.- Te dije que no debes hacer eso.

- Quiero hacerlo.- Levantó la mirada.- Debo hacerlo.

- ¿Por qué?.- Estaba desconcertada.

- Necesito disculparme por lastimarla, por haber venido hasta aquí y haberle arrebatado su paz.

- No digas tonterías.- Tiró de sus hombros con suavidad para que se levantara.

- Se que quizás para usted soy solo un intruso.- Sonrió con la mirada baja.- De hecho...lo soy.- Negó.- Pero no pude contenerme, no pude dejarlo ir.

- ¿Puedo llamarte por tu nombre?

- Por supuesto.- Asintió.

- Zhan...- Se giró y caminó hacia el pequeño asiento debajo de uno de los cerezos.- Me gustaría ser sincera contigo.- Se sentó.

- Por favor, la escucho.- Caminó hacia ella.

- Se que la petición que le hice al emperador fue injusta. Se que fui muy egoísta, sobre todo cuando el emperador permitió a mi destinado entrar a palacio pero ¿Sabes?.- Sonrió.- Aunque en ese tiempo el tenía permitido entrar a palacio e incluso estuvo a mi lado como uno de mis guardias...- Negó.- Nunca defraude a su majestad.- Bajó la mirada.- Ni siquiera una vez dejé que se me acercara o me viera como a cualquier mujer porque ya tenía un esposo que me había elegido y entendía que debía serle fiel.- Sonrió suavemente.- ¿Me dolía? Si...incluso a él le dolía pero ambos estábamos satisfechos con solo vernos y estar cerca, solo eso.

- Su Majestad ha sido fiel en todo momento.- Se sentó a su lado.- ¿Alguna vez le contó esto al emperador?

- No.- Sonrió.- Creí que no había necesidad, creí que él lo entendería pero hace poco cuando discutimos y tocó aquel tema me di cuenta que siempre ha pensado que yo estuve con Jiang.

- Su majestad, sobre nosotros...

- Hoy te doy la bienvenida al palacio.- Lo interrumpió.- Incluso te doy la bienvenida como Rey Consorte y te reconozco como el segundo esposo de mi emperador.- Se giró para verlo a los ojos.- Solo espero que puedas comprenderme si en algún momento me vuelvo distante, me aislo o incluso te evito.- Sus ojos se llenaron de lágrimas.- Para mí no es fácil tener que ver a mi esposo, mi compañero, en brazos de otra persona, aún así sea a su destinado.- Suspiró.- Pero quiero que sepas que no te odio. No puedo hacerlo.- Negó.- Eres quien desde un principio debía estar al lado de mi emp...- Hizo una pausa y sonrió con tristeza.- Del emperador.

Yizhan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora