Tristeza.

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- Todavía sigues sosteniendo esos pasteles como si fuera un tesoro.- Wang Yibo bajó su mirada a los brazos de su omega.

- Es que son un tesoro.- Sonrió.- Si te pones a pensar este es el primer obsequio que me das luego de nuestra boda.

- No es el primer obsequio.- Negó.- ¿Que hay de la cantidad de cosas que te he enviado?

- Esas son cosas que un Emperador obsequia a su Consorte. En cambio esto...- Bajó la mirada a sus brazos.- Es un obsequio que un marido le hace a su amado esposo. Contiene ternura y el más sincero sentimiento porque lo hiciste pensando en hacerme feliz.

- Mi querido esposo es muy sabio.- Acarició su mejilla.- Creo que es tiempo de que vayas a descansar, hemos caminado por mucho tiempo.

- Vamos.- Rodó los ojos.- Hablas como si fuera un debilucho.- Frotó su vientre.- Aún con esta pequeña pelota puedo ganarle a cualquier alfa.- Arqueo una ceja.- Incluso a ti.

- De eso no me cabe dudas.- Soltó una carcajada para luego envolverlo entre sus brazos.- Mi omega es el más fuerte de todos.

El paseo había llegado a su fin y tanto la pareja como sus acompañantes regresaban al palacio. Aquel paseo había sido extenso, era la primera vez desde su ascenso que Wang Yibo recorría parte de su imperio por un tiempo tan prolongado y sobre todo mezclándose con su gente.

Para él aquel momento fue más que agradable, no sólo por el hecho de caminar libremente de la mano junto a su omega sino también de que tuvo la oportunidad de ver con sus propios ojos que hasta aquel momento su gestión había sido grandiosa.

Pudo ver lo próspero que lucia su imperio, lo feliz que se encontraba su población y esto lo llenó de satisfacción. Había sido entrenado para ser un emperador justo y firme, un monarca que debía emplear su tiempo para el bienestar de su imperio y ahora que lo había visto con sus propios ojos, corroboró que hasta aquel momento su adoctrinamiento y su gestión habían resultado.

Se sintió orgulloso al mostrale a su omega lo próspero de su imperio. No era una persona arrogante pero por alguna razón el hecho de que este pudiera ver lo buen gobernante que había sido lo llenaba de emoción.

Su omega era único, un héroe y uno de los hombres más magnánimos de sus tiempos por lo que deseaba mostrale que aunque no era el mejor de todos, estaba capacitado para estar a su lado, sujetando su mano.

- ¡Así es!.- Li'An saltó frente a ellos.- Mi cuñado es un omega único y excepcional.

- Que buen adulador saliste.- El emperador tiró suavemente de la oreja de su hermano.- Tu también deberías de ir a la cama. Tampoco has tomado tu medicina.

- Ya me voy.- El más joven se lanzó a los brazos de su cuñado.- Descansa cuñado, cuida de mi sobrino.

- Que atrevido eres.- Yibo tiró de la parte trasera de la vestimenta de su hermano para alejarlo de su omega.

- Déjalo en paz.- Zhan lo volvió a atraer a sus brazos.- Tu también descansa. Espero que te hayas divertido.

- ¡Mucho!.- Sonrió.- Me divertí mucho.

- Eso es bueno.- Palmeo suavemente la mejilla del más joven.- Ahora ve a descansar y hazle caso a tu hermano. Toma tus medicinas.

- De acuerdo.- Se giró hacía el alfa Persa y sonrió con picardia.- ¿Podrías acompañarme a mis aposentos?.

- Yo te llevaré.- Yibo volvió a tirar de la parte trasera de la vestimenta del más joven.

- De todas formas no lo iba a acompañar.- Shaham arqueo una ceja.

Yizhan.Where stories live. Discover now