¿Un adios o un hasta luego?

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El emperador Wang no podía salir de su estupor al ver aquella imagen tan atroz y sangrienta ante sus ojos. Si bien había presenciado castigos e incluso sentencias de muertes las cuales podían llegar a ser un tanto cuestionable ante los ojos de los demás, entendía que esto se salía de los limites de su tolerancia.

Se preguntaba quien podía ser tan cruel y despiadado para cometer este tipo de actos y sobre todo regodearse ante ello. Lejos estaba de imaginar que aquel a quien empezaba a considerar un monstruo no era nadie más que su amado primogenito y principe de la corona.

Los remanentes de la familia Feng había sido reducidos a cenizas y todo bajo las ordenes del que alguna vez fue visto como la peonia más hermosa del reino. Había empezado el derramamiento de sangre que dibujaría el camino hasta su objetivo.

- La señora Feng y su hijo fueron decapitados por el grupo de rebeldes.- El guardía explicó.- Dicen que ingresaron a su mansión y a quien tomaron primero fue a la señora. La asesinaron en el acto. Luego de torturar al Gobernador Feng por unas horas tambien acabaron con su vida y su hombre de confianza murió tratando de protegerlos.

- Maldita sea.- Yibo llevó sus manos a su rostro. No podía creer lo que estaba escuchando.

- Esto no lo puede saber la Emperetriz.- Zhan se apresuró.- Si esto llegase a sus oidos podría afectarle de gran manera.

- Lamentablemente la Emperatriz aún no ha despertado.- Se giró hacía su omega y lo tomó de los hombros.- Por un lado es bueno pero por otro me preocupa ese detalle y el hecho de que cuando despierte esta historia terminará afectandole.- Cerró sus ojos.- ¿Por qué demonios está pasando todo esto?

- Dame la autorización para partir a la frontera.- Tomó sus manos.- Soy tu general, soy quien debe dar su vida por protegerte y a la nación. Prometo que resolveré esto.

- No creo que sea sencillo.- Negó.- La mayoría de nuestros hombres se han unido a la revuelta.- Negó.- Si vas hasta allá y te sucede algo yo me muero Zhan.

- No sucederá nada.- Sonrió.- Solo confía en mí  y en mi capacidad, tal y como siempre lo hiciste.

- Hay un problema.- El hombre que los observaba interrumpió.

- ¿Otro?.- Yibo preguntó mostrando irritación.

- Los rebeldes dicen que solo se detendrían si el Emperador mismo va a la frontera.

- ¿Qué?.- Zhan se agitó. Sus ojos se encontraron rapidamente con los de su alfa.- De ninguna manera.

- Su lider dice que tienen algunas inconformidades y que solo si el Emperador decide resolverlas se van a detener. Si no lo hace avanzarán hacía la Ciudad y destruirán todo a su paso.

- Mi Emperador.- Se aferró al brazo de su alfa.- Yibo.- Susurró con voz temblorosa.

- ¿Tienes una idea de lo que exigen?.- Sin vacilar Yibo le preguntó al hombre ante él.

- Entre las diferentes exigencias está que algunos soldados exigen la liberación de sus familiares. Como sabe muchos o la mayoría de ellos están trabajando como esclavos o dentro dentro de Palacio. Los esclavos son aquellos que han cometido delitos y los demás se dividen entre doncellas, eunucos y otros.

- ¿Solo eso?

- Tambien exigen tomar esa parte de la frontera como suya. Quieren ser libres e independizarse de este reino. Sobre todo su lider.- Le dio una rapida mirada a Zhan y luego con nerviosismo bajó la cabeza.- Dice que está inconforme con aquel que llaman...Rey Consorte.

- ¿Qué?.- Yibo sonrió con enojo.

- ¡Disculpe su majestad!.- Se arrodilló.- Solo estoy transmitiendo el mensaje. No tengo intenciones de rebelarme , mucho menos de morir.

Yizhan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora