El caos se avecina.

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Los ánimos dentro del Gran Palacio Imperial se encontraban exaltados en ese momento. Algunos Generales y oficiales de alto rango se estaban reunidos en el gran salón, trataban de buscar una solución para la desastrosa situación que se suscitaba.

Ha transcurrido una semana desde que el Emperador se marchó hacía la frontera de Yang para enfrentar al grupo de rebeldes que se levantaban en su contra.

Al principio las noticias llegaban de forma frecuente pero poco a poco esto empezó a cambiar. Ahora no hay ni un solo indicio de lo que pudiera estar sucediendo en aquel lugar, mucho menos lo que sucede con su Emperador.

- Majestad.- Uno de los Generales se levantó de su asiento.- Creo que es mejor que alguno de nosotros marchemos a la frontera. No sabemos cómo la está pasando nuestro Emperador.

- Aunque no dudo de la capacidad y la valentía de mi Emperador, también considero que sería bueno.- Zhan masajeaba sus sienes.

- Si me lo permite, llevaré a un grupo de mis mejores hombres para ayudar.

- Ni siquiera sé si mi padre envió ayuda.- Suspiró.- Le he enviado mensajes pero no he recibido respuesta alguna.

- El último mensajero ni siquiera regresó.- Shaham tomó la palabra.- No sabemos si quedó atrapado en medio de la trifulca en la frontera.

- Shaham, creo que lo mejor es que vayas tú mismo y le informes. Solo tú podrías hacerlo.

- Majestad...

Shaham hizo una pausa. Reconocía el destello en los ojos de su amo, sabía que en ese momento estaba siendo consumido por la angustia, aunque pretendía estar calmado ante los demás.

- Lo siento pero por primera vez voy a desobedecer.

- ¿Qué?.- Fue sorprendido ante las palabras del alfa.

- Le hice una promesa al Emperador. Le prometí que hasta su regreso no me separaría de usted y pienso cumplirlo.

- ¡Shaham!.- Golpeó su propia pierna.- ¡Te estoy dando una orden!

- Vamos padre Zhan.- El príncipe Heredero irrumpió en la reunión atrayendo las miradas de todos.- No te enojes con Shaham, siempre ha sido tu hombre más fiel y quien ha velado por tu bienestar.

- Necesitamos saber sobre la situación en la frontera pero especialmente sobre tu padre. ¿No te preocupa?

- Me preocupa y mucho.- Sonrió.- Por eso envié a mi hombre de confianza a pedir ayuda al Emperador de Liang.

- ¿Enviaste un mensajero a mi padre?.- Se sorprendió.

- Acaba de salir. No te aflijas.- Caminó hasta Zhan.- Todo va a estar bien, mi padre estará bien. ¿No es el gran sol de Yang? No hay nada que pueda apagar ese sol.

- Bien.- Zhan asintió con tranquilidad.- Entonces, preparen a los hombres y marchen a la frontera. Nuestro Emperador debe ser apoyado hasta último momento.

- ¡Si!.- Todos gritaron al unísono.

- Gracias Principe.- Zhan tomó la mano de Mu Da.- Gracias por preocuparte por tu padre y por hacer lo posible por arreglar la situación.

- Mi madre está en cama, no sabemos cuando despertará. Mi padre está en el frente de guerra. No te niego que tengo miedo por ambos pero tengo la certeza de que todo saldrá bien.- Lo abrazó.- Así que padre Zhan, no te aflijas ni te debilites. Eres el único soporte que me queda.

Mientras que el hijo entregaba al padre un falso abrazo de consuelo, desde no muy lejos un par de ojos vigilantes lo observaban.

Shaham era una persona la cúal siempre mantenía sus barreras arriba, así como sus sentidos alerta. Había aprendido a no confiar tan fácilmente y a desconfiar de todos, por esa razón para él no era tan difícil el tener en la mira al Príncipe Heredero.

Yizhan.Where stories live. Discover now