Capítulo 7. Segunda parte

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Pete no se sorprendió mucho cuando Vegas tuvo que desviarse del camino a casa de sus abuelos.

Una tormenta lluviosa se había desatado conforme intentaban evadir las calles principales del centro de la ciudad, obligándolo a salir de la autopista en busca de algún lugar donde pudiera estacionarse y esperar a que la lluvia se detuviera.

Por suerte, no tardó mucho en encontrar un callejón lo suficientemente ancho y seguro para apagar el motor del auto.

La densidad de la lluvia era tan pesada que no les permitía observar más allá del parabrisas y las ventanas, dejándolos completamente varados en medio de lo que parecía una catástrofe climática con muy mala señal telefónica.

"Solo sería un viaje corto en auto".

¿En serio?

Pero qué mala broma.

Ninguno de los dos habló durante un buen rato. Ahora que se encontraban solos, el ambiente entre ellos era tenso y sofocante, algo que nunca imaginaron sentir estando uno junto al otro. Parecía que todo lo que sucedió en el hospital fue una mera ilusión. Y de cierta manera, eso los molestaba.

Solían ser la mitad del otro, pero ahora ni siquiera podían verse a la cara sin sentirse extraños al respecto.

—¿Te encuentras bien? —preguntó Vegas, rompiendo finalmente el sonido de las gotas de lluvia cayendo sobre el auto y el silencio entre ellos.

La mirada de Pete irrumpió hacia él, amplia y confundida.

—¿Por qué lo preguntas?

Vegas le señaló las manos.

—Siempre juegas con tus manos cuando estás nervioso —precisó—. Nunca lo notaste, pero lo has hecho desde que éramos niños. Supuse que era el caso.

Pete bajó la mirada al instante, solo para darse cuenta de que, tal y como dijo Vegas, sus manos se encontraban entrelazadas. Sus dedos aferrados de una forma bastante forzada.

Las separó en un movimiento brusco y aclaró su garganta.

—Solo me preocupa mi abuelo —admitió—. Espero que haya llegado a la florería antes de que comenzara la tormenta.

—Se fue del hospital antes que nosotros. Estoy seguro de que se encuentra bien.

Pete suspiró, sin otra opción más que creer en ello.

—...Vegas —lo llamó, fijando su atención en la ventana del copiloto. No se atrevía a verlo—. Todo lo que has hecho por mis abuelos... no era necesario —hubo una pausa. Una muy breve y tensa pausa. Pete tragó saliva con fuerza y humedeció sus labios—. Pero te lo agradezco... realmente te lo agradezco.

—...Es lo menos que puedo hacer por ellos —respondió calmado—. Me han tratado como si fuera su propio nieto. Esto es prácticamente nada.

Pete se mordió el labio inferior, debatiendo consigo mismo si debía preguntar lo que, seguramente, daría inicio al tema que ambos intentaban ignorar.

—... ¿Seguiste en contacto con ellos después de que me fui? —sus palabras salieron de su boca antes de que pudiera detenerlas.

El sonido de la respiración pesada de Vegas recorrió toda su espalda como un escalofrío. No hubo necesidad de voltear para saber que estaba molesto.

—No mucho —confesó con dureza en su voz—. Era bastante incómodo fingir frente a ellos que estaba al tanto sobre tu internado y sobre cómo te fuiste.

La garganta de Pete se sintió seca al instante y con un nudo que le impidió responder. El sentimiento de culpa comenzó a presionar su pecho hasta el punto de obligarlo a tomar aire.

We Don't Talk Anymore [VegasPete] [COMPLETA]Where stories live. Discover now