Capítulo 20.

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Advertencia: Posible hate y funa a a la escritora después de este capítulo.

Jsjsjsjs ya pues.

Solo es un pequeño aviso.

Y quizás sí quieran tirar hate y funarme después de leer este último capítulo, pero, en mi defensa, yo ya prometí un final feliz. Y yo no rompo mis promesas. Solo espérenme tantito, que WDTA ya esta en su recta final. Yo creo que otros 3-4 capítulos más y nos vamosssss.

Como siempre, agradeciendo a todxs por su apoyo y leer mis letritas<3

¡Y feliz año! ¡Por un 2023 lleno de éxitos para todxs, mucho amor, mucha buena vibra y mucho contenido VegasPete y BibleBuild!<3

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Pete miró las manecillas del reloj marcar un poco después de las once de la mañana.

Había terminado el desayuno que Vegas le llevó antes de dirigirse a la compañía hace un par de horas; una caja de pastelillos italianos y un café. Uno del que, como solía acostumbrar, el Theerapanyakul solo bebió después de que el sureño diera el primer sorbo.

Después de un par de besos fugaces, risas y abrazos en la trastienda del local aún sin abrir, Pete lo encaminó fuera.

—Llámame cuando termines —dijo Vegas antes de subir a su auto, como si buscara cualquier tipo de excusa para voltear hacia el sureño y prolongar su tiempo ahí. Pete lo miraba desde la entrada—. Vendré por ti.

Apoyado en el marco de la puerta con ambos brazos cruzados sobre el pecho, ladeó un poco la cabeza con una sonrisa burlona iluminándole el rostro.

—... ¿Así será cuando nos casemos?

Vegas lo observó con sorpresa, un tanto avergonzado. Se sentía tan bien esa ilusión. Tan correcta.

Le correspondió la sonrisa.

—¿Cómo?

—Yo despidiéndote y deseándote buena suerte en el trabajo mientras intento idear cualquier excusa para que no te vayas.

El Theerapanyakul sonrió todavía más, haciendo un esfuerzo descomunal para no ir hacia Pete y plantarle otro beso ahí mismo. Lo añoraba tanto. Hasta con la más mínima de sus células y el más pequeño de sus poros. Sus sentidos lo deseaban con una necesidad que su mente y cuerpo no podían terminar de explicarse, pero que le acariciaba el corazón con cada sonrisa y más simple gesto del otro.

—Nos veremos después, ¿cierto?

El sureño asintió con su pecho llenándose de una sensación cálida y acogedora. Muy distinta a la que sintió cuando Vegas le hizo aquella misma pregunta cuando solo tenían veintidós años. Solo momentos antes de irse.

—... Nos veremos después.

Y esta vez, no mintió.

Las horas siguientes se consumieron en los pendientes que su abuelo había dejado y en adelantar algunos otros: cortar tallos, quitar espinas, preparar una mezcla especial que servía como un tipo de conservador para las flores, revisar pedidos y arreglar las orquídeas que recibió la noche anterior. Lo que restaba de la mañana se concentró en ese tipo de actividades. Ya durante la tarde, Pete no dejó de atender el teléfono, el mostrador, intentar recordar cómo diablos se hacían los lazos y escribir alguna que otra dedicatoria en tarjetas.

We Don't Talk Anymore [VegasPete] [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora