Capítulo 11.

1.5K 184 25
                                    

| Vegas – 23 años |

Era víspera de Navidad.

Había pasado poco más de un mes desde que Pete se fue sin palabra alguna.

Y Vegas... bueno, Vegas seguía siendo un puto desastre.

Tankhun se dirigió a la terraza en un intento por escapar del festejo; la idea de una multitud ruidosa vitoreando a su alrededor solo para acercarse a Korn lo estresaba hasta un punto inaguantable, así que no lo dudó mucho para alejarse cuando se presentó la oportunidad; pero, para su mala suerte, el lugar ya estaba ocupado por una figura solitaria y alta que observaba el espectáculo de fuegos artificiales a la distancia.

Lo reconoció al instante.

Arrugó la nariz con incomodidad, a nada de dar la vuelta e irse, pero la duda lo detuvo al mismo tiempo que la culpa le picaba las costillas al acercarse lentamente con su usual copa de champagne en mano.

La noticia sobre Pete se esparció entre los Theerapanyakul como una enfermedad viral; después de todo, se trataba del chico que había humanizado tanto la indolencia como el narcisismo de Vegas. Y aunque varios se sorprendieron e incluso alegraron -como en el caso de Kan-, Tankhun no pudo hacer más que sentirse parcialmente responsable.

Mierda, ¿quién hubiera dicho que su plebeyo favorito realmente optaría por la cobardía e irse?

—No sabía que fumabas —dijo cuando se encontró lo suficientemente cerca de Vegas, quien solo lo miró de reojo.

Le dio una última calada al cigarrillo y sopló el humo a un lado.

—Intenté dejarlo.

—¿Por qué? ¿A tu novio no le gusta?

Vegas no respondió de inmediato, pero Tankhun notó su mirada ensombrecerse; aun cuando su rostro era iluminado por luces de colores a lo lejos.

—...A Pete no le gusta el olor a cigarrillo—respondió con una voz monótona y carente de emoción alguna—. Y no tengo novio —se dio la tarea de aclarar—. Porsche y yo terminamos.

La mirada de Tankhun bajó a los pies del otro, notando varias colillas a su alrededor.

—Bueno, supongo que ya no debes preocuparte por nadie —insinuó antes de alzar su copa y beber un poco de licor.

Una vez más, Vegas no se apresuró en responder y dejó que el silencio hiciera de las suyas.

Después de tirar la colilla entre sus dedos al suelo, sacó de los bolsillos de su fino traje una cajetilla nueva de tabacco, pero en el momento que quiso abrirla, Tankhun se la arrebató de las manos con un movimiento rápido e impaciente.

—Ya fue suficiente, ¿no crees? —lo cuestionó, haciendo que Vegas finalmente le diera la cara. Tankhun pudo sentir la elevación de sus cejas y la ampliación de sus ojos mortificados al toparse con lo que parecía la miseria personificada—. Dios... te ves terrible.

No mentía. La profundidad de sus ojeras, los labios completamente resecos, sus pómulos más pronunciados de lo normal -denotando una pérdida de peso significativo- y los ojos hinchado/enrojecidos que solo se conseguían tras pasar noches enteras en vela –o en llanto, o en ambas- se habían apropiado del atractivo rostro de Vegas.

Era la primera vez que miraba a su primo luciendo como una vil mierda.

...No, no era la primera vez.

"Desde la muerte de su madre, creí que nunca volvería a verlo así" pensó Tankhun, notando como la culpa que antes picaba sus costillas ahora subía por su garganta y le dificultaba pasar los tragos de alcohol. "Porque Pete siempre se mantuvo a su lado. Siempre estuvo junto a él. Pero ahora...".

We Don't Talk Anymore [VegasPete] [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora