Zack.
La fiesta del año, la casa más conocida de Lockinhald ahora sufre las consecuencias de su popularidad. Sus inquilinos de una noche disfrutan la música a todo volumen al igual que las exquisitas bebidas que adormecen las inseguridades y los problemas. Todas las luces de la casa están encendidas logrando revivir la calle oscura y solitaria en la que solo viven residentes de alto estatus económico, aquellas que los fines de semana desalojan sus viviendas para irse a vacacionar en alguna casa del lago o de la abuela.
Bajamos del auto una vez que lo estacioné algo retirado de la casa donde se origina el sonido fuerte y de donde salen tantas personas que suelo ver en la escuela y a las que les hablaba antes de ser remplazado cuando me di cuenta que era mejor estar solo que mal acompañado.
—¡Wow! —expresó Riley completamente asombrada por la zona —hasta parece tu barrio y todo.
—¿Podrías callarte solo esta noche? —le pedí mientras ambos caminábamos hacia la fiesta ruidosa y "exclusiva".
—¡Esto es una locura! —observó a la pareja besándose en la entrada de la casa. —Debiste traer algo para taparme la boca porque no pienso dejar de hablar. Mira eso —señaló al grupo de chicos que jugaban a ver quién tomaba más rápido la cerveza.
—Pareces una niña chiquita en una juguetería —negué con la cabeza al verla tan asombrada, pero también contento por estar presente en esta nueva etapa de Riley.
—Creo que alguien se nos adelantó —habló Riley, señalando el camaro azul estacionado cerca de la casa.
No se necesitaba explicar de quién es el dueño de tan asombroso vehículo. Todos aquí sabían que ese camaro azul de rugir potente solo debía ser de un digno rey que domina la escuela y el pueblo; nadie se atrevía a dejar una vaso con cerveza encima ni por equivocación, incluso no se recargaban si quiera.
—¿Crees en las señales? —le pregunté sin dejar de observar el auto estacionado en una lugar altamente privilegiado.
—Creo que te estás acobardado de entrar porque viste el auto de tu noviecito —se cruzó de brazos y me sonrió a través de su perfecta dentadura blanca.
—A veces creo que eres un genio, una chica súper dotada —le contesté con sarcasmo.
—Que gracioso. Pero te recuerdo que yo no soy a quien le están temblando las piernas como gelatina.
—A mí no me tiembla nada —la miré mal.
—Entonces hay que entrar —me jaló del brazo, pero me liberé antes de conseguir que me moviera.
—Hay que esperar a William —dije viendo a todos lados para verificar que estuviera por ahí y me salvara.
—Seguro él está adentro —respondió —ahora entremos, ¿O es que estás asustado? —Se cruzó de brazos — ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Y qué es lo mejor que vas a hacer esta noche?
Vi sus brazos cruzarse y supe de inmediato que iba ser difícil convencerla de regresarnos.
—William está allá dentro esperándote. ¿Vas a dejarlo plantado como un tonto que invitó a alguien a una fiesta aun sabiendo que ese alguien tiene novio?
Negué con la cabeza sin poder creer que mi única amiga no tiene ni un poco de filtro. Alice también lo era, pero la situación es complicada con ella.
Aparté la mirada de la chica chiflada que tenía enfrente tratando de convencerme de entrar.
—Yo no sé porque te hice caso en venir —dije aun evitando la mirada de Riley.
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𝟟𝟘 𝕪𝕖𝕒𝕣𝕤 𝕠𝕗 𝕝𝕠𝕧𝕖 (En Pausa)
Teen Fiction"Hoy tuve una oportunidad más para extrañarte, para seguir amándote, para escuchar nuestras canciones, para revivir todo lo que fuimos. Y doliste, doliste como solo podrías hacerlo la última noche de febrero de un año bisiesto." Donde Zack y Nathan...
