Capítulo Once: Un joven valiente

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FARAH GORKI NO ESTABA TRANQUILA. No lo estaba desde que Brent Ordoñez, el chico que había conocido ese mismo día y del que se volvió amiga de inmediato, se fue con su padre y hermana a otra sala para poder hablar tranquilos. Brent estaba devastado después de lo que leyó de su padre, y Farah quería estar a su lado para ayudarlo a sentirse mejor. Pero él no estaba ahí y ella estaba apunto de morderse todas las uñas de los nervios.

Melody miró a su hija y se dio cuenta que no apartaba la vista de la puerta por la que habían salido Brent, Evelyn y Rama.

—¿Todo bien?—le preguntó suavemente, mientras posaba una mano en el hombro de Farah. Su hija volteo a verla y sus grandes ojos azules la miraron nerviosamente.

—¿Crees que estén bien?—preguntó señalando la puerta disimuladamente.

—Rama es muy bueno entendiendo a las personas y hablando con ellos, estoy segura de que puede manejarlo.

—¿Y si no puede manejarlo?

—Entonces todos vamos a ayudar a que se sientan mejor—Melody sacó su mano del hombro y le corrió un mechón pelo atrás de la oreja. —¿Por qué no tratas de tranquilizarte y escuchar el capítulo?

—La lectura no estaría siendo de lo más relajante, mamá. ¿Por qué tenemos que leer esto? Solo se están abriendo viejas heridas.

—Para que, tal vez, sanen adecuadamente.

—¿En qué sentido?

Melody suspiro.

—Bueno, es obvio que ya no somos el gran grupo de amigos que éramos, pero tal vez esto nos ayude a que volvamos a hacerlo.

—¿Estarías dispuesta a perdonarlos?—preguntó Farah, sorprendida, y Melody asintió. —¿Por qué?

—Porque creo en las segundas oportunidades y en que las personas cambian. Tu papá y yo somos el claro ejemplo. Ya pasaron años, Farah, los viejos rencores deberían estar olvidados.

—¿Y si los demás no lo quieren olvidar?

—Eso ya es su asunto. Nosotros tenemos que estar tranquilos. De nuestra parte sí perdonamos. —Farah asintió.—Por cierto, mira quien volvió—señaló a la puerta, por donde estaban saliendo Brent, Evelyn y Rama.

Farah sonrió y en un momento de impulsividad, saltó de su lugar y corrió hacia su nuevo amigo. Cuando llegó hasta él, y antes de arrepentirse, lo abrazó. Brent al principio se sorprendió por esa muestra de afecto, pero de inmediato le devolvió el abrazo.

—Perdón, ni siquiera se porque hice eso pero....em...yo..—Farah suspiro al darse cuenta que estaba balbuceando—¿Estás bien?

Brent, quien estaba un poco sonrojado, asintió.

—Sí, ahora sí—Brent sonrió y miró brevemente a su padre, antes de volver a mirar a Farah. —¿Qué nos perdimos?

Farah se separó del abrazo, también sonrojada, y se encogió de hombros.

—No mucho. Lo mismo de siempre, la triste historia de niños huérfanos.

—¿Vamos a leer?—preguntó Amado, con su ceño fruncido por ver a su hermanita muy cerca de Brent.

—Sí, sigamos— dijo Evelyn, pasando por al lado de Farah y Brent.

—¿Quieres sentarte con nosotros, Farah?—preguntó Rama al ver lo cómodo que se veía su hijo junto a la chica.

—¿Puedo?—preguntó Farah mirando a sus padres. Melody asintió.  —¡Sí, me gustaría!

Brent sonrió aún más y comenzó a caminar junto a Rama y Farah hacia su sillón. Una vez acomodados, Amado empezó a leer.

Leyendo la isla de Eudamon  ( casi ángeles. )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora