Capítulo Catorce: Un niño en la luna

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MAR DECIDIÓ NO ESTAR PRESENTE EN LA SIGUIENTE LECTURA, había quedado muy cansada después de su capítulo para poder seguir escuchando. Thiago quiso acompañarla pero Liam, quien leyó el primer párrafo del siguiente capítulo, le dijo que no podía porque su historia era la siguiente. Como sus hijos tenían que estar ahí para escuchar, ninguno de los tres pudo acompañar a su madre. 

A los Bedoya Agüero no les gusto eso, pero se sintieron un poco más conformes cuando Mel, la única que no se metió en ninguna pelea y a la que Thiago le tenía más confianza, se ofreció para cuidar a Mar.

Por lo tanto, apenas Mel y Mar salieron de la biblioteca, se fijaron a quien le tocaba leer y siguieron con el capítulo. 

Nerdito Segundo tuvo que dejar de lado su obra maestra, que en realidad era el intentó de armar el sector de juegos para su hermano, el cual definitivamente no estaba saliendo bien; para ir a leer el capítulo. 

Camino rápido hasta el medio y comenzó a leer. Quería terminar con eso lo más rápido posible. 

 —¡Vivís en babia! Siempre en la luna, ¡chambón!—le espetaba Bartolomé a Thiago, su único hijo, cada vez que podía.

—¿Papá en la luna?—Bruno frunció su ceño—Siempre es el más concentrado de todos. 

—Tuvo cierta obsesión con la luna. —Tefi miro mal a Thiago. 

—¿Cuándo van a superar eso?—Thiago suspiro cansado.

—Yo solo digo lo que Mar diría—Tefi se encogió de hombros y Luca se rió disimuladamente.

—¿Por qué siento que no están hablando de la luna?—le murmuró Alai a Amado. 

Las pocas veces que iba a buscarlo al colegio, el viaje de regreso era un largo monólogo de retos y recriminaciones del padre hacia su hijo.

—¿El colegio no estaba a cinco pasos de la mansión?—preguntó Rose. —Pensé que todos fueron al que ahora es el colegio Mandalay.

—Sí, fuimos a ese—le respondió Simón.—Puede haber sido una exageración del autor. 

Con apenas nueve arios, Thiago había aprendido a desconectarse cada vez que esto ocurría. Desviaba apenas su mirada, y observaba a través de la ventanilla. 

—¡Bruno hace lo mismo!—lo señaló Nia, ofendida. 

—¡Mentira, solo lo hago cuando vos me hablas!—se quejó Bruno y Nia golpeó su brazo ofendida. 

—¡Nia no empieces a pegar!—advirtió Thiago. 

Se iba, mentalmente, a su mundo, en el que tenía una villa feliz. 

—¿Villa?—Preguntó Nerdito Primero y su hermano menor, el que estaba leyendo, lo miro molestó.

—No me imaginaba viviendo en las villas de la ciudad, sino en las del campo…en esas que muestran en las películas—aclaró Thiago un poco avergonzado de su imaginación de niño.

—¡Que cheto eras papá!—se burló Bruno. 

—¡¿Perdón?!—gritó Thiago al estilo de Tina. —Pero recuerdenme, ¿Quien toma mate con termo Stanley y me ruega para que le compre el último Iphone?

—¡Nia!—Bruno la volvió a señalar y ella lo miró mal.

—¡En todo caso somos los dos!—le gritó ella. 

—Son unos parásitos de mis tarjetas de créditos, el único que se salva es Liam—Thiago comenzó a mover la cabeza lentamente mientras negaba. 

—¡Porque le pide a mamá!—se quejó Nia.

Leyendo la isla de Eudamon  ( casi ángeles. )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora