PRECUELA DE: EL OMEGA Y EL EMPERADOR
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―¡Shizun!
Tan pronto como sus ojos pudieron ver a Shizun, Luo Binghe no pudo evitar la felicidad en su corazón. Las varitas de canela se extendieron y florecieron como las hojas y las ramas de los abedules. Sus pasos fueron de inmediato hacia Shizun, como si fuera la marea y Luo Binghe quiso abrazarlo en ese justo momento.
Pero entonces se detuvo, sus manos que habían buscado instintivamente la figura de Shen Qingqiu se entrelazaron la una con la otra y ofreció un saludo cortés.
El momento fue incómodo para ambas partes, ninguno fue capaz de mirar al otro por unos segundos, hasta que recordaron que había algo más serio frente a sus ojos.
Shen Qingqiu preguntó volviendo al asunto: ― ¿Hay algún herido?
—Aparte de la ribera... esas Shimeis y los Shidis que murieron tras ser drenados, en este momento no hemos sufrido ningún otro daño —dijo Luo Binghe.
—Has pasado por muchos problemas —dijo Shen Qingqiu.
Luo Binghe sonrió, sus ojos brillando intensamente. —Este discípulo solo estaba cumpliendo con su deber.
Esmeralda con negro se encontraron, hubo un momento donde Shen Qingqiu no pudo escapar de la familiaridad de esa mirada, pero el significado tras esta le preocupaba, le aterraba.
Le hizo sentirse una escoria.
Shen Qingqiu apartó la mirada, era demasiado brillante para poder notar los sentimientos de Luo Binghe por más tiempo. Luo Binghe por su parte solo pudo sentir como la sonrisa desaparecía de sus labios.
Esto era muy difícil para ambos.
Tomando el liderazgo del grupo, Shen Qingqiu ayudó a enfrenar aquellos demonios con el fin de abrir el paso para regresar por el camino más apropiado. En cuestión de técnica Shen Qingqiu ya no tenía nada más que enseñarle al joven alfa que logró ser una gran ayuda para Shen Qingqiu-
Incluso cuando su energía comenzó a fallar por culpa de Sin Cura, sus meridianos fueron bloqueados y la carga de energía mal administrada chocó directamente contra Shen Qingqiu, quien cayó en los brazos de un muy preocupado Luo Binghe.
―¡Shizun!
Shen Qingqiu se apresuró a decir, —No es nada. Concéntrate en ti mismo.
—Superior Shen, ¿por qué esas bestias demoníacas estaban remisas a acercarse después de que llegamos aquí?
