Frenesí

XXVII

¡Hola dulzuras! Hoy les traigo una nueva actualización. Espero que les guste <3. 

¡Muchas gracias a todos por sus comentarios, felicitaciones y votos! Me alegra muchísimo que a pesar de mi inactividad, todavía me leen *procede a llorar como perra loca* ¡los amo!

Nos leemos más abajito ¡disfrútenlo! 

PD: Me disculpo si hay fallas de ortografía o de gramática.

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Moviéndose sigilosamente y con destreza las siete figuras encapuchadas estaban por llegar a su destino. Sincronizados, cada uno de ellos se mantenían en alerta ante cualquier señal de un posible enemigo. Los nervios y las expectativas llenaban su interior pero guardaron la compostura. Lo más importante de esa reunión era mantener la calma y dirigir la conversación y el trato hacía su terreno. Esta vez, eran ellos los que tenía el sartén por el mango.

Dentro de su capucha, Shion inhalo tratando de igualar el ritmo de sus compañeros. Cuando se ofreció a acompañarlos a la reunión de la medianoche lo hizo por su propio egoísmo y curiosidad. Se suponía qué esa noche Kurama, Shukaku y ella se encargarían de otras cosas, pero nada salió como lo había planeado. Por supuesto que cumplir con esta misión era importante, pero Shion sentía un profundo sentido del deber para vengar o reparar la muerte de Tenshi. Ella y Aki habían hablado y estaban tratando de encontrar alguna falla en el consejo para poder erradicar a todos esos vejestorios sus puestos. Según la ley del consejo, si alguno de los miembros se encuentran realizado actos o tratados ilícitos que atenten contra la moral, la ética o la seguridad del país, la sacerdotisa a cargo puede erradicarlos de sus puestos y hacer una nueva elección de consejo.

Esa era su intención. Lamentablemente todavía no habían podido encontrar nada, pero Shion estaba segura que pronto encontrarían algo. Le habían dado sólo un par de días para despachar a la manada de Naruto, además le había exigido no ayudarlos en su lucha. ¡Eso era inconcebible para ella! Estaba segura que su madre habría pensado igual, así que ella no iba a detenerse sólo porque a esos viejos culos no les agradaba la idea de ayudar a los demás. Estaba interesada en conocer a los renegados que estaban tan desesperados para solicitar ayuda. Además, tenía la esperanza de que sí terminaban rápido entonces Kurama podría ayudarla.

Estaba tan metida en sus pensamientos qué descuidadamente tropezó con una raíz y se cayó. Avergonzada lucho con el enredo de su ropa para poder levantarse, unos brazos la sujetaron por los hombros y la ayudaron a equilibrarse. Alzo el rostro para agradecerle a la persona que la ayudo, para ya la había soltado. Hinata le envió una sonrisa tranquilizadora y camino de nuevo detrás de sus compañeros sin decir ninguna palabra. Tratando de no ser un estorbo Shion eligió no decir nada, así que se apresuró a seguirles el paso. Pronto se encontraban entrando a un pequeño pueblo pesquero. Si bien el portal que ella había creado para trasladarlos los había dejado cerca, estuvieron alrededor de cuarenta y cinco minutos moviéndose para llegar a su destino.

Si Hinata le hubiera dado una dirección más exacta, el portal hubiera sido más útil. Pero dada las circunstancias nadie cuestiono nada. Al ser medianoche, el pueblo se encontraba bastante tranquilo, quizá una o dos tabernas abiertas y algunos borrachos en los callejones tirados podían considerarse como una especie de público, pero nada que los alarme.

—Es por aquí —susurró Hinata tensa.

El camino por el que los guiaba era a través de un pequeño callejón. Cruzaron a la izquierda, luego a la derecha, un poco recto y volvieron a cruzar a la izquierda. Cuando salieron del angostillo, se sorprendieron de llegar hacia un pequeño lago, cerca de este, había una cabaña que de seguro había tenido una época mejor. La ventana estaba destruida y ni siquiera tenía una puerta. Había un pequeño porche y una mecedora destrozada. Sangre seca rodeaba el lugar.