XVII

3.5K 266 237
                                    

Diecinueve de Junio


Hoy nos visito la señora Kushina.

Trajo dangos y algunos juguetes para Sasuke. Afortunadamente papá no estaba, así que la tarde fue tranquila y divertida. Aunque tenía ganas de ver al pequeño sol, Kushina me explicó que estaba entrenando con su padre.

El entrenamiento del señor Minato para el solecito era divertido. Muchas veces, cuando iba a entrenar con papá, los escuchaba reír. A veces risas pequeñas, y en otras, risueñas carcajadas que me provocan muchas emociones.

La envidia era una de ellas.

Una sola vez cometí el error de preguntarle a papá porque no me hacía reír así. El dolor en mi mandíbula y en mis costillas me recordó que no tengo que hacer preguntas estúpidas.

Yo no soy nada para papá.

Cuando padre no se lo prohibía, mamá viene a mi habitación para arroparme y darme un beso dulce en mi frente, para luego murmurar disculpas.

Mamá se disculpaba con frecuencia. Algunas veces, lo hacía cuando lloraba. Como hace cinco días atrás.

Después de mi entrenamiento con papá, mamá enloqueció cuando nos vio. Esa noche, por primera vez, mamá golpeó a papá. La bofetada sonó tan fuerte que tuve que contenerme en ir hacia mi padre y preguntarle si estaba bien.

El fiero brillo rojizo en sus ojos fue lo que me detuvo. Solo cuando sus ojos se tornaban de ese color, es que recuerdo que mi papá es diferente a mí, aunque siempre quiere hacerme creer lo contrario. Que no pueda tomar una forma animal como yo o mamá, no evita que aún su espíritu habite en su interior.

Papá era más humano que cambiaformas. Y eso lo hacía aún más cruel, o eso decía mamá.

Trate de entenderlo y, finalmente después de tanto tiempo pude estar de acuerdo con eso. Los cambiaformas amaban a sus cachorros, los protegían como algo valioso. Como Kushina y Minato protegen a Naruto.

Papá no me ama.

Si me amara no dejaría que los tíos me tocaran de aquella forma tan fea que me hacía sentir sucio. O que me golpearan. No me dejaría arrodillado sobre las piedritas del río hasta sangrar.

No rompería mi nariz.

No me azotaría.

Y por supuesto, no despertaría estos instintos que poco a poco consumen mi alma. Tengo doce años y fui forzado a dejar de ser un niño hace mucho tiempo.

Así que sí, papá no me ama.

No lo hace. No lo hizo. No lo hará.

Así que después de tantos golpes lo entendí. Que no era su culpa. Que fue culpa del destino y de las circunstancias. Yo era el recordatorio de lo que papá nunca podría ser.

Lo único que puedo hacer es proteger a Sasuke, para que su destino sea aún más brillante que el mío.

Tengo que recordarlo, para no cometer una locura. Para no hacer caso de los gritos de mi mente.

Gotas saladas chocaron contra el papel logrando lo que los años y el descuido no pudieron, la fina caligrafía de tinta empezó a perder legibilidad al ser mojada. No tanto para ser irreconocible, pero lo suficiente para que se notara la diferencia.

Una pesadez se instaló en su corazón, haciendo que se sintiera un poco miserable. ¿Cuanto realmente había tenido que aguantar su hermano? Sasuke se frotó los ojos con fuerza, irritándolos en el proceso, pero no le importó. Paso la página y, se dio cuenta que habían muchas hojas que habían sido arrancadas. La irregularidad de los bordes le dio una sensación de desesperación.

FrenesíTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang