II

8.2K 663 421
                                    


Naruto respiro profundamente antes de entrar a la casa de sus abuelos. Sabía por experiencia propia, que no debía hacerlos esperar. Se sintió más tranquilo al saber que la bonita carga que llevaba encima haces unos momentos se encontraba en su casa, específicamente en su cama.

Sooo, muchacho. No vayas por ahí.

Frunció el ceño cuando intento una vez más no cambiar a ninguno de sus animales. Le sorprendía un poco que especialmente él, no estuviera jodiéndolo, pero lo agradecía enormemente. Sin tocar, entró dentro de la enorme casa. Saludo a una omega de la manada, y siguió su camino por el largo pasillo de la casa de sus abuelos. Giro a la derecha, y empujó la puerta para poder entrar al salón, donde normalmente se reunían para tratar algunas cosas referentes a la manada. El piso de madera pulido, fue lo primero que vio. Los sillones de cuero negro que tanto le gustaban a su abuelo, estaban distribuidos de tal manera, de que todos pudieran verse la cara. El enorme ventanal, le daba una vista panorámica del bosque. Su abuelo, Jiraiya, estaba recostado sobre la chimenea, con los brazos cruzados y una mirada seria.

Sin cambiar su expresión seria, se sentó cómodamente en uno de los sillones de cuero. Miro a su abuelo, y este a su vez, le devolvió la mirada.

―Supongo que ya lo sabes ―dijo con voz relajada. Su abuelo asintió. Naruto suspiro mientras buscaba con la mirada a su abuela, al no encontrarla, volteo a mirar a su abuelo de forma interrogante. Jiraiya suspiro y miro a su nieto con sorna.

―Salió y no me dijo a donde iba ―explico―. De seguro esta por regresar, ella se muere por hablar contigo.

Si no fuera ya un cambiante grande patea culos, hubiera temblado de tan sólo escuchar lo que su abuelo acababa de decir. Pero como ya era un niño grande, simplemente se encogió de hombros como si no le importara.

―Supongo ―murmuro en respuesta. Ambos machos se quedaron en silencio, no cometerían la estupidez de empezar a hablar sin Tsunade presente. La mujer podía ser un demonio cuando se lo proponía.

Unos minutos después Tsunade arribo la habitación con su largo cabello rubio moviéndose detrás de ella. Su abuela llevaba una camisa gris, de estilo kimono sin mangas, que se ciñe a su cuerpo gracias a una faja azulada que hace juego con sus pantalones. Su camisa deja a la vista un pronunciado escote, dejando visibles parte de sus pechos. Llevaba sandalias con tacones altos, como siempre. Eran pocas las ocasiones en las que su abuela no usaba tacones. O escotes tan pronunciados. Vieja pervertida.

Los ojos castaños de ella se clavaron en los suyos, la mirada dura de su abuela le indico que andaba de malas. Genial. Tsunade camino hasta detenerse al lado de su compañero, le dio una ligera caricia en el brazo derecho, para luego cruzar los brazos frente a su pecho, no quitaba los ojos del idiota de su nieto.

―¿Y bien? ―preguntó unos instantes después, Naruto suspiro mientras se levantaba, y con pereza empezó a hablar.

―Iruka me informo hace una hora sobre la llegada de cuatros individuos en la frontera. Kakashi, Shikamaru, y Chouji se estaban encargando de la situación cuando llegue al lugar ―explico―. Dos de ellos desconocidos, Karin se encontraba con ellos.

Su abuela frunció el ceño ante la mención de su segunda nieta, se masajeo los tendones del cuello mientras se preparaba para lo se le venía encima

―Y el último integrante, era el segundo hijo de Fugaku y Mikoto Uchiha, hermano menor del desertor, Uchiha Itachi.

Silencio. Sus abuelos se mantuvieron impasibles y en un completo silencio. Bien, ahora venía el caos.

FrenesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora