XII

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Hola a todos ustedes bellezas. Espero estén muy bien y se estén cuidando apropiadamente ¿ok? Los quiero sanos y fuertes jahshsja.

Lean las notitas a final del capítulo, espero les guste este que les traigo hoy. 

Besos.

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Habían ocasiones ―aunque realmente fueron muy pocas― en las que Sasuke se sentía abrumado. Finalmente, su celo había llegado a su fin. Salir de las sabanas de Naruto fue un poco complicado al principio, aunque no quisiera aceptarlo, estuvo a punto de decirle al alfa que se quedaran un poco más siendo vagos en la cama. El olor de ambos mezclados llenando toda la habitación le gusto. Mucho para su propio gusto.

Así que cuando el rubio le dijo que era hora de visitar el territorio de su antiguo clan estuvo a punto de soltar un suspiro de inconformidad.

Salir de la casa de Naruto fue tenso. No habían dado ni dos pasos lejos de la puerta principal cuando mucha gente de la manada paseaban a su alrededor. Estaba dispuesto a apostar lo que sea a que la gente solo quería mirar.

Incomodo e innecesario.

De seguro querían observan más de cerca al supuesto compañero de su líder o quizás ver si se habían enlazado realmente, una lástima para ellos que lo último no se iba a cumplir. Sin embargo, llevaba encima el olor de Naruto y sumándole a eso un suéter de su pertenencia, era lógico que imaginaran lo contrario.

Al menos eso pensó al obtener tantas sonrisas y saludos a medida que avanzan por el camino hacía las ruinas de los Uchihas. Le parecía extraño que le sonrieran con tanta amabilidad, si en algo era especialista Sasuke, era en ser un hipócrita discreto en ocasiones. Así que fue sorpresivo ver que el sentimiento era sincero. O al menos, eso parecía.

Caminaron en un silencio agradable. Extrañamente, esa mañana el rubio no se encontraba tan parlanchín como de costumbre. Si él fuera más abierto, podría incluso preguntarle a Naruto porqué sus ojos azules estaban teñido de nostalgia y pesar. Pero cada uno vivía con sus propios demonios. Y mientras menos se involucrara, más fácil sería cuando lo dejara atrás.

Observo con curiosidad todo a su alrededor. Las casas, las calles, la gente. Era imposible no hacerlo, el clan del país del fuego se había mantenido muy bien a lo largo de los años pero bueno, no por nada era una de las potencias de las naciones. De repente, sintió un cosquilleo en la parte trasera de su cabeza, la piel de sus brazos se erizo y sus sentidos se alzaron. Manteniendo su cara indiferente se apego un poco más a Naruto, lo suficientemente cerca para rozarse y que se viera normal. Después de todo, todos pensaban que pronto serían una pareja acoplada ¿cierto?

Naruto se giro a mirarlo y le sonrío. A pesar de que era una sonrisa ligeramente tensa, la nostalgia y el pesar habían abandonado su iris. La calidez de nuevo se refleja en los pozos azules que lo miraban.

― ¿Te diste cuenta?

De manera consciente levanto su mano derecha y limpió una ligera pelusa del cabello rubio de su compañero. Se dijo a si mismo que era necesario aparentar tranquilidad y que eran una pareja normal haciendo un paseo cotidiano. Así que simplemente se encogió de hombros.

―Mm.

Naruto se echo a reír ligeramente.

―Bien. Paremos ahí, ¿está bien?

El rubio le señalo una florería, sin saber que se proponía asintió. De esa manera podía ser más discreto y tomar nota de su entorno de forma más concisa. Naruto lo tomó de la mano y lo arrastro hasta el pequeño local que tenía sus paredes pintadas de un rosa pastel y una preciosa puerta blanca.

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