XV

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Hola preciosuras. He regreso con otro capítulo, espero sea de su agrado. Nos leemos en las notas finales.

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El agradable olor del ramen impregnaba sus fosas nasales y lo hicieron babear ligeramente. No por nada era su comida favorita en todo el mundo, así que iba a disfrutarlo como se debía. De todos modos, Sasuke no se encontraba en casa para regañarlo sobre su adicción al ramen.

Habían pasado exactamente cuatro días después desde que Sasuke salió del hospital. Tuvieron que esperar un día más para que a su compañero le dieran de alta y luego lo llevo a su casa. La cena con sus abuelos se había aplazado para esa noche y Naruto no podía negar los nervios que se enredaban en su estomago al pensar en esa cena. Pero ya había dado su palabra y Sasuke había dicho que sí.

Aunque más que un sí, simplemente se encogió de hombros cuando se lo preguntó, así que supuso que estaba de acuerdo. De todos modos, si él moreno se negaba a asistir, estaba completamente seguro que su abuela iría a buscarlo para arrastrarlo hasta su casa. Sintió escalofríos de solo pensarlo, no quería ver a su abuela enojada, pero en definitiva, no quería ver a Sasuke enojado.

Cuando puso el tazón humeante de ramen en su mesa, escucho el sonido de la puerta de su casa al abrirse mientras dos olores le llegaban de inmediato y supo que sus primas habían arribado en su hogar. Vagamente se preguntó porque ambas estaban tan nerviosas pero pudo hacerse una idea.

Mientras que el olor de Ino era solo de nerviosismo, el de Karin era una mezcla expectación con miedo. Suspirando jalo una de las sillas para sentarse y coloco su mejor sonrisa para recibirlas. No le extrañaba que Karin estuviera metida en algo y por eso estaba tan asustada.

―¡Primo querido! ―la sonrisa de la pelirroja era un poco desagradable de mirar. Sus labios temblaban y sus ojos estaban muy abiertos, mientras caminaba de manera recta y rígida. A su lado, Ino se echo a reír.

―Luces como la mierda, mocosa.

Karin se desplomo en el asiento frente al suyo en un gesto de derrota, Ino por su lado le dio un beso en la mejilla para luego caminar hacia la cocina y preparar algo más para comer.

―Estoy como la mierda ―riéndose la Uzumaki se sentó mejor y olisqueo ligeramente el aire―. Pero bueno, es lo que hay. ¿Y Sasuke?

Sorbiendo sus fideos, Naruto se encogió de hombros de manera despreocupada. Aunque por dentro, era todo lo contrario.

―Fue a los terrenos de su clan, dijo que necesitaba recuperar algo que había olvidado cuando se encontró con Itachi.

La sonrisa en el rostro de su prima se congelo y a sus espaldas, Ino tropezó ligeramente. Sintió la presencia de la rubia a sus espaldas y un segundo después, las manos pequeñas de Ino estaban en sus hombros.

―¿Se encontró con él? ―preguntó Ino con suavidad―. ¿Le dijo todo? ¿Por qué lo dejaste ir solo? ¿Perdiste la cabeza?

Naruto negó con la cabeza.

―Sasuke sólo me dijo que Itachi le pidió disculpas. No creo que le haya contado todo, de otra manera, él no me hubiera preguntado que sabía yo sobre el asunto de su padre. Y no, no perdí la cabeza. Sasuke es mi compañero, no mi rehén o algo así. No soy quien para decirle si puede ir o no a algún lugar. Quise ir con él, pero me pidió que lo dejara ir solo. Que regresaría en unas horas. Quiero que confíe en mi, así que tengo que confiar en él para que eso suceda.

Karin arrugó el entrecejo y un mohín de molestia se instalaba en sus labios.

―¿No crees que deberías decírselo? ―cuando su primo la miro, sus ojos azules estaban teñidos con una frialdad que le erizo la piel. Sin embargo, siguió insistiendo―. Eres su compañero después de todo, tu deber es también velar por su seguridad y ver que él esté bien. Viví durante meses con él y, créeme, que la única cosa por la que Sasuke ha vivido, es por la verdad que se le ha negado durante tanto tiempo.

FrenesíWhere stories live. Discover now