XIV

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Buenas, buenas, llego por quien lloraban akhsja. Bien aquí les traigo un nuevo capítulo de esta historia. Espero les guste.

Por favor, lean las notas finales.

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Era la habitación de su hermano.

La habitación de Itachi.

De repente todo a su alrededor se redujo al sombrío lugar al que había ingresado. Por un segundo, estuvo tentando a salir y buscar a Naruto. Sin embargo, él no iba a ser un cobarde. Además, no había nadie más ahí que él, así que no sería un problema si le echaba un vistazo al cuarto de su hermano.

¿Cierto?

Sus ojos se enfocaron en la cama individual que se encontraba en el centro del lugar. A pesar de que el cuarto estuvo desocupado por tantos años, seguía siendo una habitación ordenada. Itachi siempre fue meticuloso con sus cosas, era muy extraño que su cuarto estuviera desordenado, así que no le sorprendió que todo siguiera en su lugar.

Si Sasuke ignoraba el olor a viejo, a moho y otros aromas que quería ignorar, podía jurar que su hermano solo estaba de viaje y volvería en unos días.

Si se permitía ser un poco fantasioso, incluso podía decir que sus padres se encontraban en alguna reunión de la manada y que regresarían por la noche. Su padre, siempre serio, se sentaría en la sala de estar a esperar por la cena, su madre, siempre dulce y atenta, ingresaría a la cocina y prepararía una deliciosa cena con esmero.

Y él...

Permitiéndose ser débil, Sasuke sollozo en voz baja. ¿Por qué su vida no pudo ser normal?

Se tragó el apretado nudo de su garganta y carraspeo con fuerza para serenarse. Camino alrededor de la cama de su hermano y estiro una de sus manos para acariciar ligeramente la sábana que cubría al colchón viejo.

Su mirada se enfocó en el escritorio de su hermano. ¿Encontraría algo ahí?

Se precipitó hacia el primer cajón y lo abrió. Habían hojas completamente ordenadas en blanco. Las reviso una por una y ninguna tenía nada en especial.

Abrió el segundo cajón encontrado solo un viejo cuaderno donde Itachi solía decirle que escribía poemas. Así que lo descarto sin siquiera abrirlo.

Siguió revisando los otros cajones y no encontró nada interesante. Solo unas fotos suyas y de su madre, algunos apuntes de su entrenamiento, bolígrafos y borradores. Se sintió ligeramente derrotado, esperaba encontrar algo que le diera algún tipo de indicio pero no pudo encontrar nada.

FrenesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora