Two

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Harry y Daniel iban en camino a casa, desde que subieron al coche que el pequeño no hablaba y solo se escuchaba la música de la radio. Durante todo el camino el rizado miraba por el espejo retrovisor a su sobrino, notando que tenía su carita apoyada en el vidrio, mirando la calle.

En el primer semáforo, lo volvió a observar por el retrovisor.

—No sigas triste, Dan—el pequeño suspiró alto—Prometo traerte el próximo martes. Escuchaste a Louis, dijo que vendrían por la tarde.

—¿Enserio me traerás, tío?—el pequeño de inmediato le sonrió y conectaron miradas por el espejo

—Claro, amiguito. Cuando salga del trabajo—el semáforo cambió a verde y avanzaron

Harry trabajaba desde las doce del día hasta las cinco de la tarde, contaba con su propia oficina y una secretaria que hacía su vida mucho más fácil

—¿Tú crees que mis papás dejen de quererme?—preguntó dé repente

—¿Por qué piensas eso?—volvió a mirarlo rápidamente

—Por el bebé, necesitará más atención y cuidados y yo estaré solito en mi camita leyendo solito el cuento que papá me lee antes de dormir porque ellos estarán ocupados y cansados por el bebé y luego...

—Alto ahí—lo cortó y estacionó en la calle más cercana que encontró, detuvo el coche, se desabrochó el cinturón para darse la vuelta y poder mirarlo—Nunca te dejarán de querer, tengas los hermanos que tengas tú siempre fuiste el primer nieto y sobrino Styles, el primer regalón. Nadie nunca te dejará de querer y siempre puedes contar conmigo, para salir de paseo, jugar videojuegos, ver películas, lo que necesites.

—¿Como Shrek y burro?.

—Como Shrek y burro—asintió riendo

—Okay, pido ser burro.

—Yo no quiero ser shrek ¿Podría ser quizás la película del gato con botas?.

—Okay, tú eres el huevo—el pequeño rió

—Está bien—aceptó sin más opción—Ahora, a casa—lo vio asentir y siguieron su camino

Cuando Harry estacionó el coche, cada quién bajó por su lado y antes de entrar a la casa el pequeño le tomó la mano. Apenas cerraron la puerta tras de ellos, caminaron hasta el gran patio en donde está el quincho que siempre usaban en las tardes calurosas.

—Ya llegamos—anunció el pequeño

—Hola, cariño—la madre del pequeño lo saludó, ella estaba sentada en el sofá acariciando su panza

—Hola, mamá—el pequeño se acercó, le dio un beso en la mejilla y un pequeño beso a su panza

—Hola, Gemms—Harry se acercó para darle un beso en la frente—¿Cómo salió todo?.

—Muy bien, está muy sana.

—¿Sana?—preguntó impresionado— ¿Es niña?.

—Si—ella le sonrió y Harry se encorvó para abrazarla

—¿Tendré una hermanita?—dijo con ojos brillosos

—La tendrás campeón—Harry le desordenó el cabello con la mano

—¡Podré jugar con ella y podremos invitar a Lía!—dio pequeños saltos de felicidad

—¿Quién es Lía?.

—Oh, es...

—Harry, amor.

—Mamá—se acercó y le besó la frente

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