Nine

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Por fin llegaba el tan esperado día de juegos para Lía. El martes a las seis de la tarde ya estaban reunidos en su lugar favorito, con los niños jugando en los diversos juegos y ambos adultos en la banca.

—Entonces ella dejó de hablarme por una semana y después tomó su venganza.

—Yo también lo hubiese hecho, aún no sé cómo no se dio cuenta antes.

—No lo sé, supongo que me tenía bastante confianza.

—Yo te hubiese rapado en la noche, eres el peor hermano.

—Fue solo una broma de tintura de pelo—se alzó de hombros, ambos riendo.

—¡La teñiste amarillo Harry, ni siquiera rubio, amarillo!.

—No fue nada.

—Ni siquiera sé cómo llegaste a ese color.

—Le puse como dos botella de acrílico, la idea era de que le durara solo unos tres o cuatro días.

—¿Se lo dejó?.

—Se volvió a teñir apenas cumplió los doce días, eso decía la caja

—Yo te hubiese matado.

—Ella no salió de casa todos esos días y cuando salía ocupaba gorro.

—Eres una pesadilla.

—Todos le hicimos una broma pesada a alguien de la familia cuando pequeños—se alzó de hombros—¿Qué hiciste tú?.

—Drogue a mi abuela y a mi mamá.

—¿Qué? ¿Y así dices que soy el peor?.

—Pero no fue intencional, yo solo había horneado unos brownies para mis amigos porque tendríamos una junta, pero por andar de metidas los probaron y después notamos que estaban drogadas.

—¿Cómo lo notaron?.

—Mi abuela empezó a bailar y cantar por toda la casa, hablaba con los cuadros y repetía una y otra vez lo feliz que se sentía.

—¿Y tu mamá?.

—Bueno a ella le tocó mal. Me hizo una llamada pidiéndome ayuda porque la habían secuestrado

—¿Y dónde estaba?.

—Metida en el armario del pasillo, solo la escuché porque bajé las escaleras asustado para decirle a mis hermanas y ahí la escuché hablando, de hecho pensé que me jugaba una broma hasta que empezó a imaginar que su gato le hablaba, fue muy raro, no tienes idea todo lo que conversaban.

—Dios, que jodido se hubiese puesto si fuese peor.

—Sí, lo bueno es que se tomaron la leche caliente que les di y les dio sueño, cuando despertaron se me vino el regaño de mi vida.

—¿Te castigaron?.

—Por suerte no, así que si pude asistir a la junta y tuve una jodida buena historia que contar—ambos rieron—Mi abuela después me pedía más de esos brownies mágicos a escondidas.

—Suena como que es genial.

—Era genial, falleció cuando yo tenía 19.

—Lo lamento.

—Fue una buena mujer. Teníamos una conexión especial, ella siempre me entendía.

—Tienes lindos recuerdos con ella.

—Los tengo, sí.

Ambos miraron como los pequeños reían cuando jugaban en una de las máquinas de baile, bailando torpemente pero disfrutando jugar con el otro.

—Podríamos ir a mi departamento cuando terminen de bailar lo que sea que intenten bailar—ambos rieron—Así Lía deja de preguntarme cuando podrá mostrarle su casa de barbies a Dan.

—Claro—le sonrió

Cuando los vieron dejar de bailar se acercaron hasta ellos para decirles a donde irían, ambos aceptaron entusiasmados. Los pequeños tomaron sus manos y cada uno la de su adulto a cargo.

Fueron hasta el coche de Harry en donde les abrocharon con el cinturón y fueron hasta el lugar.

Louis apenas abrió con sus llaves Lía tiró de la mano de Daniel para llevarlo a su habitación y mostrarle sus juguetes.

—Quiero cocinar una tarta ¿Me ayudas?—Louis comenzó a caminar hacia la cocina

—¡Voy!—Harry corrió hacia el lugar

Buscaron una receta en internet e hicieron la más fácil. Mezclaron todo hasta que tuvieron la masa en el molde, la hornearon mientras Louis hacia la crema y Harry picaba la fruta.

Cuando ya tuvieron su resultado final lo taparon mientras se enfriaba, Harry tuvo la idea de comenzar una sutil guerra de harina, manchándose la camisa, un poco del rostro y cabello.

—¿Ya salió todo?—le preguntó Louis mientras terminaba de sacudirse

—Sí, solo te falta—se acercó para quitar la que quedaba en la punta de la nariz—Ya está.

Quedaron bastante cerca, mirándose a ambos ojos, Harry se inclinó levemente y Louis tragó. El rizado rozó sus narices provocando que Louis cerrara los ojos, estaban a la más mínima distancia de besarse, ambos podían sentir sus respiraciones chocando.

—Mami—Lía y Dan entraron a la cocina, provocando que ambos se separaran

—¿Sí, amor?—Louis se acercó hasta ellos

—¿Nos puedes dar algo para beber, por favor?.

—Claro, bebé.

Louis les dio bebestible mientras que Harry terminaba de limpiar y los pequeños se fueron

—Deberíamos ver una película con los chicos.

—Si, como quieras.

Los cuatro vieron Monsters inc. sentados en el sofá grande, comieron de la tarta que prepararon acompañados de jugo. Cuando empezó a oscurecer los dos hombres decidieron irse.

Louis hizo su rutina de todas las noches y cuando ya estaba acostado sonó el familiar sonido de la llamada

"Hola, ¿ya me extrañas? "Se burló

"Claro, lo hago todo el día"

"Harry, no vimos hace como dos horas"

"Suficiente para extrañarte" Louis sonrió "Gracias por lo de esta tarde, me divertí"

"Yo también me divertí"

"Quería escucharte antes de dormir"

"Jodidamente cursi "Louis rio

"Pero te gusta"

"Tal vez lo hace"

"Buenas noches, cariño" Louis sintió sus mejillas arder

"Buenas noches, Hazz"

Y la llamada finalizó.

Tirado en su amplia cama, mirando el techo, se colocó pensar sobre las emociones y sentimientos que Harry había despertado en él en tan poco tiempo, en como siempre lo hace reír, o en cómo le coquetea, o en cómo lo hace sentir cómodo y seguro, o en cómo le da su chaleco cuando hace frío -Louis tiene dos chalecos de Harry guardados en su armario- , o cuando necesitaba ser escuchado y el rizado lo hacía, o cuando Harry le mandaba mensajes de buenas noches o de buenos días, cuando le preguntaba por su día, o cuando lo mimaba y mierda, a Louis le encantaba ser mimado.

A Louis le encantaba todo lo que Harry lo estaba volviendo a hacer sentir.








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