Fifteen

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Harry llegó a casa con una enorme sonrisa, su madre estaba en la sala sentada en el sofá, en una mano con una taza de café y con la otra tenía un libro

—Buenos días, hermosa mamá—le dio un beso en la frente

—Buenos días, cariño. ¿Por qué estás tan feliz?—alzó una ceja

—Siempre estoy feliz—se desplomó en el otro sofá

—Sí, pero estas como muy muy feliz.

—¿Y haz salido con otros hombres?—le cambió el tema

—No me cambies la conversación y suéltalo ¿Por qué no llegaste anoche?.

—Me quedé donde Louis.

—Oh, ya entiendo—ella movió las cejas al mismo tiempo

—No, no, nada de eso. Es solo, me gusta mucho.

Su madre se sentó junto a él después de dejar las cosas en la mesita de centro y lo abrazó haciendo que la cabeza rizada quedara en su pecho.

—Aw, mi pequeño está enamorado.

—Es que es una dulzura total. Tan lindo, tan tierno, tan vergonzoso, él es todo—suspiró

—¿Cuándo lo conoceré?.

—No lo sé, le preguntaré.

—¿Me contarás más de él? Solo sé que salen con los niños.

—Él es una estupenda madre, es gracioso, es más bajito que yo, tiene ojos tan claros como el cielo y Lía, yo la adoro, adoro jugar con ella, adoro como corre para saludarme cuando me ve.

—Mi muchacho—le besó los desordenado rizos—Espero que venga luego.

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Louis Había preparado unos sándwich y había picado fruta. Andy colocó la mesa para el desayuno y cuando todo estuvo listo los tres se sentaron a comer.

—Gracias por mis trenzas, están muy bonitas.

—De nada, bichito.

—¿Cómo te fue en tu cena de negocios, mami?.

—Bien, gracias por preguntar, chispita—le lanzó un beso y la pequeña hizo lo mismo

—Anoche no pudimos jugar a la hora del té—dijo tomando jugo

—¿Por qué?, te encanta la hora del té.

—Pues la princesa brillitos le quitó el príncipe a la princesa margo—miro enojada a Andy

—Ella no se lo merecía—se excusó

Siguieron hablando de las princesas y de la detallada rutina de belleza, Lía se rió contando que su tío Andy se había ahogado cuando sin querer se tragó el hidratador de labios.

—¿Puedo ir a ver televisión?.

—Puedes—Louis asintió y la pequeña salió corriendo luego de mover la puerta giratoria

—Quiero saber algo.

—Ilumíname princesa brillitos

—Y... ¿el abogado caliente te rompió el culo?.

—¡Andy!—se levantó para notar que su pequeña no estaba en la sala lo que significaba que estaba en la habitación y cerró bien la puerta

—¿Lo hizo o no?.

—Habla más bajo—le susurró

—Déjame decirte que Lía no vino precisamente de la cigüeña.

—Pero aún es pequeña. Y no, no lo hizo.

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