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Lee Jong Suk miraba detenidamente a las doncellas que estaba entrenando, el antiguo cazador suspiró con pesadez, esas impuras en verdad no eran para nada fuertes. Las únicas que podía decir que serían capaces de defender aquella mansión y terreno, serían las vigilantes, había visto a esas mujeres devorar sin piedad el cuerpo de una joven por ordenes del duque, la líder de todas ellas, no era alguien que debería provocar: ¿Mijoo se llamaba?

Por lo que sabía, las mujeres que eran seleccionadas como vigilantes o protectoras, eran quienes tuvieron una muerte horripilante. Cuando eran transformadas, el rencor y el odio las consumen y las hacían un alto peligro, si su amo no eras un vampiro sangre-pura y poderoso capaz de controlarlas, ellas lo atacarían hasta la muerte y después fallecerían al aniquilar a su creador. Lo sabía, porque el fue convertido por una poderosa vampireza; pero por una extraña razón, él siguió vivo después de ver a su creadora empalada. Claro, que habían sangre impura que sirvieron a un vampiro y cuando otro vampiro más poderoso que sus amo mataban a este, los sangre impura pasaban a ser sus servidores.

Por lo que sabía, El Duque Jeon Jungkook era quien tenía más sangre impura a sus merced, era el más poderoso entre todos los quiropteros, el otro que le seguía era Kim Seokjin, un conde respetado y que prefería pasar desapercibido. Aunque solo tenía 100 vampiras bajo su mano, no era mucho pero lo suficiente para dar una buena guerra.

—Hmm, tú—señaló Jong-Suk a una joven—, debes agarrar bien esa arma con tus manos, si lo haces mal junto a un movimiento, te joderás el brazo.

—¿Y cúando te piensas ir?—preguntó una voz sería y cargada de frialdad detrás de él, el antiguo cazador suspiró al reconocer al Duque, se giró con una sonrisa de oreja a "Oreja"—¿Qué te da risa?

—¿Porqué tanta hostilidad a mi persona? debemos aprender a llevarnos bien, más cuando ahora estamos bajo el mismo techo. Como te dije, me iré cuando el joven Min me lo pida, he decidido servirle a él desde la primera vez que lo vi.

—No es necesario, yo soy suficiente—setenció Jungkook que se cruzó de brazos.

—Hombre, no debes estar tanto a la defensiva. No tengo ese tipo de sentimientos a tu hombre, solo soy un humilde servidor—rió divertido poniendo su mano sobre el pecho con mucha delicadeza—, claro, si el joven Min me desea para algo más ¿Quién soy para negarme?—se cohibio de hombros.

Jeon Jungkook le iba a dar una patada en el estomago; pero aquel impuro lo detuvo a tiempo, soltando un suspiro.

—Tu maldito—gruñó mostrando sus incisivos y bajó su pierna—Hablas de mi hombre con tanto desliz, debería arrancarte la cabeza—amenazó dejando ver sus ojos rojos.

—¿Por qué eres como tu padre?—musitó para contemplar en dirección de las demás doncellas, vigilando que estuvieran entrenando bien.

—¿Cónociste a mi padre?

—Ah...sí—afirmó—. Fue él quien ayudó a mi señora y a mí escapar junto con nuestra hija.

—¿Hija? ¿Tuviste una hija con una vampireza?—el impuro se giró y afirmó con lentitud—¿También murió con ella?

—No sé nada sobre mi hija, desapareció hace 50 años, cuando tenía cinco años...aunque la busqué, no supe nada sobre ella, solo quienes ordenaron matar a mi esposa.

—Eras un cazador...¿Se puede saber cómo es que te enamoraste de quien era tu enemigo, más una sangre pura?—inquirió con curiosidad el Duque, quien puso sus manos detrás de la espalda.

—Estaba en una misión secreta, debía atrapar a una horda de vampiros impuros que se habían desatado, cuando llegue al lugar donde se escondían aquellos seres, la encontré a ella llena de sangre...se había encargado de matarlos. Cuando supo que yo era un cazador, me dijo que me daba la opción de matarla o dejarla ir...por primera vez fue que dudé. En el rincón se encontraba varios niños, ella no los había atacado ni nada, los había salvado.

Kookgi|| SantéWhere stories live. Discover now