Capítulo XIV

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Los días habían pasado, el escuadrón que anteriormente regresaba con su clan, habían seguido las ordenes de Tobirama quien después de eso se sentía aliviado por la vida de la chica castaña, la cual lo había ignorado desde entonces, evitando a toca costa siquiera mirarlo o estar cerca de este.

Así como habían pasado los días, el momento de la reunión tan esperada de Hashirama había llegado, el lugar estaba lleno con su clan quienes esperaban expectantes a que su líder saliese para hablar de lo que ocurría, Tobirama adelantado a los hecho y después de la confesión de su hermano mencionando una boda para Yagura con su clan enemigo, sabía que quería incorporar a los Uchiha en una nueva alianza, pero su duda recaía en como lo haría. Mientras el tiempo pasaba y su hermano no aparecía, buscó con la mirada a la chica, quien se encontraba sentada al fondo de la habitación queriendo pasar desapercibida, estaba solas, mirando por una de las grandes ventanas.

―Buenos días a todos, gracias por estar aquí... ―Su hermano finalmente había aparecido, frente a todos ellos.― Sé que es muy extraño que nos reunamos de esta manera pero...

Kae hacía caso omiso a lo que Hashirama decía, completamente distraída en el exterior, extrañando la brisa del atardecer que siempre veía junto a sus amigos, la libertad de correr por todos lados sin temer por su vida, ahora no se sentía muy diferente a un ave enjaulada.

―Deberías escuchar lo que Hashirama dice, es importante para el clan. ―La voz de Tobirama erizó la piel de la chica, estaba tan inmersa en sus pensamientos, que no había sentido su presencia cerca.

―¿Para qué? No es mi clan. ―Su voz sonaba despectiva, no había intentado susurrar nada, ambos se encontraban sentados demasiado lejos de la multitud.

―¿Acaso tienes uno?

Vagos recuerdos de sus dos aliados merodearon por la mente de Kae, donde su libertad y familia se hicieron presente, Lyan regañándola por todo lo que hacía ya estuviese bien o mal y Vay siguiéndola a todos lados sin siquiera preguntar a donde iban. Ambos tan fieles y ciegamente leales con ella, los extrañaba, quería verlos.

―No. ―Respondió cortante, hasta donde ella sabía, nadie, ni siquiera Tobirama sabía de la existencia de Lyan y Vay.

―Entonces... ¿Debo creer que naciste y creciste sola en el valle?

―Puedes hacerlo si eso te deja dormir.

―No he dormido bien en 9 años.

Kae volteo a verlo, este tenía la mirada perdida en el techo, su mente divagaba en viejos recuerdos de su infancia, el día en que conoció a la castaña primordialmente, siendo tan sólo un niño al verla pelear, cuidarlo y aconsejarlo, desde el momento en que la vio sabía que ella era especial, aunque a día de hoy aun se pregunta de que manera. Ella se sentía igual, durante su infancia pensando en cuantos niños había conocido y salvado del campo de batalla, y a los muchos otros que había dejado morir por su falta de fuerza, Tobirama había sido diferente, desde el instante en que sus miradas se cruzaron después de salvarlo e incluso antes cuando lo veía jugar con la pequeña Yagura de aquel entonces, su corazón se removía.

―Nos conocimos hace 9 años... ―Murmuró Kae, tomando la despistada mano de su acompañante.― Lo lamento tanto.

Tobirama la observó, sorprendido por el contacto y las palabras, ella en un inicio se había mostrado indiferente, fría e inclusive mala con él y aun así salvó su vida aquel día. Escucharla hablar de esa manera erizaba su piel, tenerla tan cerca lo ponía nervioso, ninguno quería aceptarlo, pero las manos de ambos sudaban.

―¿Por qué? ―Preguntó Tobirama después de un momento, sin romper el agarre de sus manos, quería que ese momento durase lo más posible.

―Por haber irrumpido en tu vida así... Yo sólo... intentaba proteger a todos los que podía.

―¿Quienes eran todos?

―Ustedes.

La mirada de ambos estaba en sincronía, sus rostros estaban a centímetros, ninguno quería alejarse, sus manos aun estaban unidas en un agarre profundo que los tranquilizaba pero de igual manera los aceleraba. Ninguno iba a detener el momento por nada.

El estruendoso sonido de los aplausos y algunos quejidos llamaron la atención de ambos, obligándolos a separarse, Kae jaló de su mano por instinto, haciendo que Tobirama deshiciera el agarre rápidamente, sin dirigirle la mirada, su rostro estaba rojo. La castaña desvió su mirada, en su mente, ella lo había incomodado, mientras tanto, Tobirama sentía como su corazón palpitaba tan rápido que no parecía humano, comenzaba a sentirse extraño.

―¡¿Alianza con los Uchiha?! ¡¿Una aldea?! ¡Estás loco! ―Gritó uno de los hombres en la multitud frente a ellos.

―Si queremos la paz es algo con lo que debemos convivir, Madara Uchiha y yo hemos formalizado nuestra paz y queremos unirnos para lograr una alianza más fuerte y duradera. ―El rostro de Hashirama se veía decidido, era raro ver esa faceta en él para todos.

―¿Y si nos traicionan? ―Preguntó una mujer.

―Por esto mismo también se ha hablado de una unión de sangre. ―Explicó el castaño, atrayendo a su hermana con él.― Mi hermana Yagura fue elegida para crear este lazo entre ambos clanes.

Muchos murmullos se escuchaban por toda la estancia, todos hablando en voz baja sobre la mediana de los hermanos Senju, mencionando como esta era la última opción que le quedaba para casarse, Kae se enfureció y Yagura pudo notarlo. 

―Uchiha Madara ha pedido mi mano personalmente. ―Dijo Yagura interrumpiendo los murmullos, mostrando el anillo de piedra blanca y acabados dorados y brillantes en su dedo anular.― Y como princesa de este clan, yo voy a cumplir con mi parte.

Tobirama estaba mudo y fue así desde el momento en que escuchó el nombre del Uchiha mayor, tenía la esperanza de que Izuna se hiciera cargo de esa parte del trato. Kae tan sólo estaba confundida, observando a Yagura con detalle, ella no se veía incomoda o molesta, seriedad era lo que transmitía. 

Ambos compartieron miradas, la castaña estaba llena de culpa, sentía que todo eso era su culpa, mientras Tobirama la observaba con tristeza, su mayor temor se estaba haciendo realidad. Una tercera mirada conectó con aquellos dos, mirándolos desde lo lejos, Hashirama podía notar la tensión entre ellos, este sonrió, creyendo entender lo que estaba pasando sin realmente saberlo.

...

―¡¿Qué se supone que estás haciendo?! ―El grito de Vay resonó en el lugar, sobre los oídos sordos de la pelirroja.― ¡Es muy peligroso!

El rubio se encontraba desesperado, desde la desaparición de Kae y su discusión, no habían hablado, Lyan se había dedicado a pensar un sinfín de maneras del como traer a la castaña devuelta a sus vidas, todas las opciones eran peligrosas y terminaban en una inminente muerte para las dos, no quería arruinarlo.

―¿No haz pensando que quizás este sea un nuevo comienzo para ella?

―¿De qué mierda estas hablando? ―Lyan no lo miraba, se ocupaba guardando cosas en su armadura de tela.

―¿Un clan? ¿Una vida? ―Vay buscaba su atención, colocándose frente a ella.― Quizás pueda casarse y todo, tener su propia familia...

―¿Quieres abandonarla ahí?

―Nunca dije eso...

―Eso estoy entendiendo, hace una semana te enojaste conmigo por lo que pasó ¿Y ahora quieres que la dejemos ahí sin intentar nada? ―La pelirroja lo miraba confundida.

―Tan sólo creo que esto puede ser bueno para ella...

―Yo no, así que si quieres mirar, hazlo de lejos. ―Dijo, saliendo por la puerta.

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(Sin votos no actualizo uwu)

―Nova.

El Ave Roja |Senju Tobirama|Where stories live. Discover now