Capítulo III.

4K 376 54
                                    

―Todo un escuadrón... muertos.

Tragué saliva, observando cómo los cuerpos calcinados eran removidos de sus lugares. Despues de la explosion, todo nuestro escuadrón había llegado 30 minutos después junto a Hashirama, mirando con atención el desastre creado. El suelo quemado, las llamas que aún consumían algunos árboles, ninguno vivo.

―¿Qué fue lo que pasó, Tobirama? Eras el único cerca ¿Viste algo?― Negué con la cabeza, cruzándome de brazos, observando con detenimiento algunos rostros Uchiha.

―Sólo escuché un fuerte ruido, fue cuando regresé y vi esto, un accidente.― Contesté, evitando muchas palabras.

Esto era todo menos un accidente, hasta para los ojos de la persona mas estúpida era obvio, pero mientras creyesen en mis palabras todo estaría bajo control. La existencia de esa chica todavía sería una enigma hasta que logre descubrir lo que sucede.

―¿Un accidente? ¿Crees que lo sea?― Preguntó confundido, tomando con una de sus manos su cabeza.

―Me parece que planeaban el uso de la pólvora contra nuestra, quizás buscaban nuestros campamentos.― Hablé, rebuscando en mi cerebro excusas.

Desde que vi a esa chica es lo único que hago, mentir ahora era natural en mi, cosa que empezaba a fastidiarme.

―Pero... los Uchiha usan el Katón contra nuestra ¿Para qué la pólvora?

―Menos desgaste de chakra, eso es obvio, Ani-ya.

El rostro de mi hermano parecía no entender y a decir verdad no sabía de donde salían tantas mentiras de mi parte, pero solo tenia un cubrirla, sólo hasta verla de nuevo.

―Creo... que al final el que más sabe eres tu, haremos un reporte para que nuestro padre sepa.― Dijo Hashirama, quien rápidamente se alejó de mí.

Dejé salir aire con alivio, Hashirama podía ser un poco idiota algunas veces, confiaba ciegamente en mi y era algo que agradecía, por esa misma razón no podía sentirme peor.

―¡¡Capitán!!

Miré en dirección al hombre que corría a lo lejos, con la respiración agitada buscando a Hashirama. Finalmente se detuvo cerca suya, intentando respirar con normalidad. Con lentitud me acerqué a ellos, eran noticias y no parecían ser del todo buenas. ¿Cómo podían pasar tantas cosas en un sólo momento?

―C-Capitán...― Dijo el hombre que hacía unos momentos corría.― Uno de los escuadrones... fue encontrado ejecutado en la zona norte del valle.

―Zona norte del valle...― Murmuré, pensando detenidamente en los encargados de esas áreas.― E-Espera...― tartamudee abriendo los ojos enormemente.

―¡Itama!― Gritó Hashirama, para después salir corriendo en dirección norte.

Sin pensarlo dos veces lo seguí, corriendo a la máxima velocidad que mis piernas me permitían en ese momento.

Mi hermano menor esta en peligro... sino es que ya está muerto.

...

Me detuve sobre una rama, observando la pelea que debajo nuestra de desarrollaba.

Eran Uchiha vs Senju, entre todos ellos pude ver a un niño, mucho menor que yo combatía a ojos cerrados contra un adulto.

―Vaya...― Murmuré sin asombro.

Me sorprendía de sobremanera por la forma en la que podía manejar la situación, ese niño de quizás 11 años peleaba con espada en mano sin necesidad de ver, tan sólo sentía la lucha.

―Kae, ese niño...

―Vay, cállate, nos van a oír.― Interrumpí en un susurro.

Me mantuve al margen de la situación, los Senju parecían estar ganando gracias a ese chico, quien sin molestarse seguía peleando por sus aliados, algunos habían caído y otros se mantenían a su lado luchando hombro a hombro. Pocos Uchiha eran los que quedaban, hasta que algo pasó.

De la nada, otro escuadrón Uchiha salió entre los grandes árboles que los rodeaban, tomando desprevenidos a los Senju.

―Eso es injusto...― enterré mis uñas en el tronco donde nos encontrábamos.

―Kae será mejor irnos.― Vay tomó mi brazo, intentando alejarme de la situación.

―No, Vay, debemos ayudarlo ¿No ves lo que hacen? Ellos lo...

―¡Kae!

Sorprendida miré a Vay, quien me observaba con sus ojos azules llenos de lastima, negó con la cabeza, tomando mis hombros en el proceso.

―Lyan nos dijo muchas veces... no podemos, Kae.

―P-Pero...

―No somos dioses, no somos salvadores, buscamos vivir y matar, ese es nuestro propósito.

Asentí con impotencia, observé por última vez al niño que ahora lloraba sabiendo que su vida había llegado al final. Los Uchiha lo rodearon, riendo frente a su pobre rostro lleno de lagrimas, nada podía ser más frustrante.

―Vamos, Kae.― Vay tomó mi mejilla, obligándome a ignorar la muerte tan atroz que prontamente sería.

Así, sin mirar atrás salté en dirección contraria, escuchando como a lo lejos ese niño que peleaba con su corazón al frente, era masacrado bajo las risas y los ojos Uchiha.

―Lo siento...― Murmuré, sin la fuerza suficiente.

―Kae, no podíamos hacer nada...

―Claro que podíamos, Vay, ayudarlo, matar a esos desgraciados que reían frente suyo.― Corte, acelerando mi paso.― Pero tu lo haz dicho, no somos nadie para eso, somos simples desconocidos que no darán la vida por nadie.

Ni siquiera por Senju Itama.

...

Divisar los cuerpos era difícil, había oscurecido en el trascurso del camino,  Hashirama y yo siendo consumidos por la incertidumbre, rezando porque nuestro hermano haya podido escapar.

Itama...

―¡Capitán, Aquí!

Con rapidez, ambos corrimos en dirección al segundo escuadrón que nos ayudaba en la búsqueda. Después de todo eran metros y metros de batalla, cuerpos Senju y Uchiha por todas partes, pero en ninguno el de Itama.

El grito de mi hermano me sacó de mi trance, ahora Hashirama de encontraba llorando abrazado al cuerpo de mi difunto hermano, Itama. Apreté los puños con fuerza, no eramos más que niños, niños que debían pelear por sus vidas y proteger la de sus seres queridos, no pude defender a Kawarama, no pude defender a Itama...

―Sigue peleando, no por tu clan, no por sus absurdas razones... pelea por ella.

Eso quiere decir... ¿Qué tampoco podré defender a Yagura?

Toque mi rostro, sorprendido, lagrimas recorrían mis mejillas después de tanto tiempo. La pérdida de Itama sólo me hacía sufrir más, no lloré por Kawarama, intentando mostrar respeto por su vida pérdida, pero pensar... que Yagura podría tener el mismo futuro que nuestros difuntos hermanos, en cualquier momento podría colapsar.

―Pero no ahora.― susurré, limpiando mi rostro con dureza.

---------------------------------------------------------

Gracias por leer y votar!

-Nova.

El Ave Roja |Senju Tobirama|Where stories live. Discover now